lunes, 9 de abril de 2007

Interfases entre las ciencias

1. DIALOGOS DE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS CON OTRAS CIENCIAS
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Este documento es el capitulo 1 de la introducción al libro del mismo nombre, con aporte de otros autores. Se autoriza la reproducción o citación parcial, de acuerdo a las normas de citación, indicando Autor, título y páginas en Internet.

Soler Yezid (2006) Diálogos_de la Economia con otras_otras_ciencias. FCE UNAL

Diálogo de la Economía con otras ciencias  FCE - ISBN 978-958-99143-0-4
Diálogos de la economía con otras ciencias FCE



 
El objetivo central de este libro es realizar una ecografía de las interrelaciones dinámicas de la economía con otras ciencias, en la búsqueda de las raíces de la crisis de las ciencias económicas y definir las bases para un programa renovado de investigación, en un proceso de “destrucción creativa”.  

El escrito es el resultado de una investigación exploratoria, que debe considerarse como un primer borrador y un pequeño aporte frente a la gran tarea que hay para contribuir al renacimiento de las ciencias económicas en el contexto contemporáneo.

La investigación se justifica, teniendo en cuenta que se volvió un lugar común ratificar la crisis de las ciencias económicas, sin plantear análisis profundos y explicaciones alternativas que tendieran a construir nuevos paradigmas.

Las ciencias económicas al igual que la mayoría de las ciencias, con el postulado cartesiano de dividir el todo en sus partes, fueron construyendo muros invisibles que las fueron aislando hasta llegar a una situación de autismo, caracterizada por una escasa interacción interdisciplinaria, dificultades en la comunicación, intereses limitados y comportamientos repetitivos en diversos grados, según los paradigmas.   

La metodología consistió en explorar los núcleos centrales aportados por las escuelas económicas predominantes, decantando buena parte de la literatura, para llegar a los temas fundamentales en economía y encontrar sus relaciones con las otras ciencias.  
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1. Diálogos con la física

La economía no fue ajena a los aportes de otras ciencias y en particular de la física. En el renacimiento, se afianzó la matematización de la naturaleza con los importantes aportes del polaco Nicolás Copérnico y en Italia con Leonardo Da Vinci y en especial Galileo Galilei, que inició la ruptura con la física Aristotélica de carácter cualitativo, proponiendo en cambio una metodología de carácter cuantitativo, al afirmar que “El libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático. Mide lo que se puede medir y lo que no se pueda medir, hazlo medible” De esta manera las ciencias se construyeron sobre una base dual de hipótesis-experiencia y sobre este sistema Galileano, se desarrollaron posteriormente las investigaciones de René Descartes, Torricelli y Pascal.

En el siglo XV surgió en España la escuela económica mercantilista encabezada por Tomás de Mercado, cuyos postulados básicos eran considerar el oro como riqueza, intervenir el comercio con la acción del Estado, mantener una balanza comercial favorable y fomentar el crecimiento de la población. [1] Esta corriente se difundió con Galiani y Serra en Italia, Bodin y Colbert en Francia, Johann Becher en Alemania y Thomas Munn y Child en Inglaterra. El auge del capital comercial y monetario fomentó el estudio de las leyes que regían el intercambio entre los reinados y las colonias de aquel entonces.

Simultáneamente se desarrollaron sociedades secretas de alquimistas en toda Europa que buscaban la obtención del oro, con la teorización y la experimentación, combinando sustancias de las cuatro formas básicas de la materia, mediante la utilización de aparatos de destilación y sublimación, que posteriormente derivaron en la química y la física moderna.

En 1637 el francés René Descartes, expresando su desilusión por la educación recibida que no le enseñó a pensar correctamente, publicó el “Discurso del método”, para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias. Planteó un método en el que se deben separar las partes y reunirlas para construir un todo con un plan que las unifique. Sobre la base de tres máximas morales para cambiar el orden del mundo dentro de leyes y costumbres, desarrolló los principios metafísicos a través de la duda metódica para llegar a la célebre máxima “pienso luego existo”. El razonamiento lo llevó a concluir que los organismos vivos están regulados por una mecánica precisa, en donde el hombre es la máquina más perfeccionada por estar dotado de discurso y razón. [2] Con esta metodología claramente matemática, se desarrolló el nuevo paradigma cartesiano caracterizado por tres ejes fundamentales a saber: el análisis parcelario, el racionalismo y el mecanicismo.

En Inglaterra, con base en el mercantilismo, el Reino desarrolló una política claramente intervencionista no solo en la balanza comercial, sino en la agricultura, la artesanía y la industria: Conformó núcleos de pensadores para plantear estrategias que condujeran a la riqueza de la nación, aportó subsidios agrícolas mediante las leyes del maíz, otorgó subsidios y préstamos sin intereses a la artesanía y la industria naciente, apoyó la migración de artesanos extranjeros expertos concediéndoles exención de impuestos, vivienda gratuita y garantía por un término fijo para el monopolio de sus productos, estimuló a los inventores e innovadores mediante la concesión de derechos para sus hallazgos. A medida que se fue consolidando el reinado, Inglaterra, mediante las ‘Leyes de navegación’concedió subsidios y facilidades a constructores, propietarios y tripulantes de barcos con el fin de consolidar la marina mercantil, para no mendigar a los otros, ni enriquecer a los demás.[3]

William Petty, quien nació en Inglaterra y estudió en Francia, se formó en estrecho contacto con la escuela experimental y en 1672 publicó su primer obra de ‘aritmética política’ en donde incorporó los conceptos en boga sobre peso, número y medida, aplicándolos a la teoría del valor trabajo, dando así origen a la escuela económica clásica, que consolidaría lo realizado por la escuela mercantilista.

Para ese entonces, el inglés Isaac Newton retomó el concepto Copernicano de que la tierra no es un centro absoluto y existen tanto centros como individuos e incorporó la mate matización en la física colocándola en la cúspide de los paradigmas. Su obra cumbre “Principios de matemáticas” escrita en 1687, se constituyó en un ejemplo de obligada referencia en la nueva era de la razón, que enfrentaba las ideologías predominantes hasta entonces. En esta obra introdujo las tres leyes de la mecánica, a saber la ley de la inercia, la ley de la proporcionalidad y la ley de la acción y reacción, que sintetizó en la ecuación: fuerza igual a masa por aceleración. [4] Luego aplicó, a partir de las observaciones de Kepler, estas leyes de la mecánica a la gravitación universal, el movimiento de los planetas, los satélites y de las mareas en la tierra, desplazando la teoría de los vórtices de Descartes. Según el nuevo paradigma, el espacio es un recipiente móvil de los objetos, de manera que no hay un estándar fijo de reposo, con lo cual cuestionó el concepto de Aristóteles, del espacio como un lugar fijo ocupado por los cuerpos. Los seres vivos pueden estar en movimiento en un objeto aparentemente fijo como la tierra, pero realmente los dos están en movimiento.

La revolución Newtoniana representó la creación de la ciencia moderna y la consolidación de dos cambios paradigmáticos: Ganó predominio la concepción mecánica frente a la anterior concepción orgánica del mundo y se impuso el método cuantitativo empirista frente al cualitativo.

El impacto de esta nueva conceptualización fue tan grande, que las demás ciencias los fueron a incorporando en sus programas de investigación. Por supuesto, la aplicación de la mecánica newtoniana llegó a las ciencias sociales y autores como Owen y Saint Simon se declararon fundadores de la física social e incluso Fourier se declaró a si mismo “el Newton del mundo social”

En medio de los debates propios de estas nuevas líneas de bifurcación, las categorías físicas tales como tiempo, espacio, materia, fuerza, fueron ganando terreno en la economía clásica hasta llegar a su punto culminante noventa años después con el filósofo inglés Adam Smith, el padre de la economía clásica, que en 1776 publicó la “Riqueza de las Naciones”. [5] Smith quien también escribió sobre la astronomía de Tolomeo y Copérnico, presentó un sistema económico basado en la teoría del valor trabajo de William Petty, en donde la fuerza de la economía a semejanza de la fuerza en la física, es igual a la masa de trabajo incorporado por el grado de aceleración de su productividad. Partiendo de la concepción filosófica, según la cual la conciencia de los hombres es algo natural, no impuesto por la razón ni las leyes, en la sociedad el equilibrio del mercado se logra por “una mano invisible” independiente de la moral, que al igual que la ley de la gravitación universal garantiza la cohesión y funcionamiento del sistema, promoviendo la libre competencia con una intervención mínima del Estado.

En el marco histórico de la revolución francesa, el físico y matemático Pierre Simon Laplace, contribuyó a la sustitución de las instituciones por un nuevo orden en el que el hombre estaría sujeto a leyes unidireccionales, consolidando así la concepción determinística del mundo. El nuevo orden sería como un reloj, o una gran máquina con un movimiento predecible, hasta el punto de imaginar que algún día se lograría deducir una ecuación matemática tan poderosa que lo explicaría todo. Esta concepción contribuyó a reforzar la idea del mercado como un gran mecanismo regulado por la ecuación de una mano invisible.

Sobre la base de la teoría del valor trabajo se construyó el núcleo central de la teoría clásica de la riqueza, el valor, el capital, la producción, la distribución, las finanzas públicas y las políticas públicas. En esta teoría se basaron también los economistas clásicos David Ricardo y Carlos Marx.

A comienzos del siglo XIX J. B. Say, hace un cuestionamiento de la teoría clásica apoyado en el principio de la conservación de la materia, postulando que el hombre no crea materia y por tanto el concepto de producción debe plantearse de otra forma, entendido mas bien como la creación de utilidad y por lo tanto de valor y de riqueza, dando lugar a la escuela neoclásica. [6]

En 1838 el matemático francés Cournot publica los “Principios matemáticos de la riqueza” y en los años setenta el inglés Jevons, el austriaco Menger y el francés Walras, culminan simultáneamente la conjunción de tres líneas de pensamiento en la filosofía, las matemáticas y la física. Afirman que aunque el individuo es inexacto por naturaleza, el ser económico es matemático, por lo cual es válido incorporar a la economía la formalización cuantitativa. También incluyeron la teoría filosófica, que plantea que las dos grandes palancas de la acción humana son los sentimientos de placer y dolor, que animan a conseguir los objetos útiles que provean placer, estando dispuestos al ejercicio doloroso de trabajar hasta alcanzar el equilibrio con la consecución de los objetos gratificantes. Jevons admite explícitamente que se apoya en la física mecánica al afirmar en 1871 que “La teoría de la economía presenta una estrecha analogía con la ciencia de la mecánica estática; y las leyes del intercambio descubiertas, se asemejan a las leyes del equilibrio de una palanca determinado por el principio de las fuerzas virtuales. La naturaleza de la riqueza y el valor se explica por la consideración de cantidades infinitamente pequeñas de placer y de pena o dolor al igual que la teoría mecánica estática se construye sobre la igualdad de cantidades infinitamente pequeñas de energía” [7]

Walras define el concepto de riqueza como “el conjunto de cosas materiales e inmateriales que son a la vez útiles y escasas y que son valorables e intercambiables”.[8] Con estas categorías y el método galileano dual de mecánica pura y aplicada, Walras construyó el núcleo de lo que denominó la economía política pura, con la teoría del valor de cambio de la riqueza. Este núcleo, determina a su vez, un segundo grupo de consideraciones, que denomina economía aplicada a la producción de la riqueza y a un tercer grupo, que define como la economía social, que se ocupa de la distribución de la riqueza. El núcleo de la teoría estaría exento de valores morales, mientras la producción sería guiada por el interés de las personas y la distribución por la justicia.

Walras en el libro de “Elementos de economía política pura” afirmó: “Es bien cierto que la economía política es como la astronomía y como la mecánica, una ciencia a la vez experimental y racional. Y no se me podrá reprochar de haber tardado demasiado en adoptar el segundo carácter a partir del primero. La astronomía de Kepler y la mecánica de Galileo tardaron entre cien y ciento cincuenta años en devenir la astronomía de Newton y Laplace y la mecánica de d’Alembery y de Lagrange. Mientras que ha pasado menos de un siglo entre la aparición de la obra de A. Smith y las tentativas de Cournot, de Gossen, de Jevons y la mía” [9]

Debe anotarse que la construcción propuesta por Walras ha tenido tal impacto en las ciencias económicas, que se ha preservado en esencia hasta nuestros días y se aplica en la construcción de las cuentas económicas nacionales de la mayoría de los países.

Al culminar el siglo XIX, la concepción de la fisica mecánica presentó sus dos primeras fisuras que no alcanzaron a ser percibidas por Walras y los principales exponentes del establecimiento económico de la época. Estas grietas en la física provenían de una nueva corriente energética que se inició tímidamente con el físico francés Carnot en 1825, la ratificó el físico alemán Claussius en 1865 y llegó a su punto culminante con los físicos alemanes Planck y Einstein al comenzar el siglo XX.

Sedi Carnot planteó que al calor se atribuyen los grandes movimientos sobre la tierra en la atmósfera, las nubes, las aguas, los temblores y las erupciones volcánicas. A partir de estos postulados descubrió por primera vez en 1824 la conexión entre energía calorífica y trabajo, al establecer que un motor solo puede funcionar cuando el calor pasa de una temperatura mayor a una menor, con lo cual dedujo que en este proceso hay una pérdida absoluta de energía utilizable por el hombre. [10] De esta manera dejó sentadas las bases de la segunda ley de termodinámica, que cuestionó el principio de utilización perpetua de la energía establecido por la física mecánica.

En la economía, Augustin Cournot conoció el documento de Sadi Carnot, al que estudió no tanto desde el punto de vista físico, sino del economista y del ingeniero reconociendo la generalidad del principio de que nada podemos hacer con nada y que hay que tener un conocimiento mas profundo de la economía de los fenómenos naturales, distinguiendo las cosas cuya provisión se agota, de aquellas que la naturaleza reproduce o regenera. Así, al repasar en 1877 las doctrinas económicas llega a la siguiente reflexión: “Durante mucho tiempo ha podido considerarse al hombre como un cultivador al que la tierra había sido dada en herencia; con el progreso de la industria su papel se asimila mas bien a la de un concesionario del planeta; nada merece mas la atención de aquel que considera desde una perspectiva filosófica los destinos del género humano” [11]

Jevons también alcanzó a visualizar el tema de la energía inicialmente en 1865 con el análisis del carbón y más tarde con el estudio del periodo solar y sus efectos en los ciclos de las cosechas, pero no incorporó estos elementos al sistema neoclásico, que de hecho eran incompatibles con el modelo de equilibrio. [12]

Rudolf Clausius desarrolló la teoría de Carnot, definiendo en 1865 la progresiva degradación de la energía no utilizable en un sistema, como el principio de la entropía o segunda ley de la termodinámica. [13] En el caso del sistema económico, significaba un profundo cuestionamiento de los modelos neoclásicos del equilibrio. No sobra señalar que esta segunda ley de la termodinámica desató virulentas críticas del establecimiento científico de la época, dado que contradecía el principio de conservación de la energía y significaba la “muerte térmica” de un sistema.

Con relación al tema de las relaciones económicas, Clausius argumentó: “Hemos hallado que hay bajo la tierra reservas de carbón de tiempos antiguos que se han formado de plantas de la superficie de la tierra y depositado durante un periodo tan largo, que los tiempos históricos, en comparación, nos parecen minúsculos. Los gastamos ahora y nos comportamos exactamente como herederos felices que consumen un rico patrimonio. Se saca de la tierra todo lo que permite la fuerza humana y los medios auxiliares técnicos y se usa como si fuera inagotable” [14] De esta manera el físico llama la atención sobre los límites de la utilización de recursos agotables y la necesidad de utilizar en el sistema económico recursos renovables, que puedan usarse por los menos en el mismo tiempo en que se producen. Sale al paso de los que afirman que el hombre podrá crear otras formas de energía al afirmar que “Cualquier obtención de energía sin un gasto correspondiente de energía, es absolutamente imposible”

En el tránsito al siglo XX nuevos hechos permitieron un afianzamiento de este planteamiento prospectivo, provocando el deterioro del paradigma Newtoniano. Los rayos X descubiertos por Roentgen en 1895 y la radioactividad por Becqerel y los esposos Curie, plantearon la necesidad de un análisis mas detallado del microcosmos. Así el alemán Karl Plank en 1905 introdujo un planteamiento extraordinario al señalar que la radiación electromagnética no se emite de manera continua, sino discretamente en forma de paquetes individuales de energía llamados cuantums, conocida como la ley de Plank, dando inicio a la física cuántica. [15]

Albert Einstein, estudió los trabajos de Plank y formuló la teoría de la relatividad que cambia las ideas acerca del espacio y del tiempo de Aristóteles y Newton, quienes creían que se podía medir el intervalo entre dos sucesos sin ambigüedad. En la teoría de la relatividad formulada en 1905, estas dos categorías no están separadas, sino que se combinan para formar un objeto espacio-tiempo de cuatro coordenadas. De igual forma, “un suceso es algo que ocurre en un punto particular del espacio y en un instante de tiempo” [16] En consecuencia, no existe un tiempo absoluto, sino que cada medida del mismo depende del lugar donde se encuentra y la forma como se mueve la persona. Cada observador transporta su propio espacio y su propio tiempo. Desaparecen así las nociones de espacio y tiempo absoluto y la propagación instantánea de las acciones mecánicas.

De esta forma, la concepción mecánica del universo va siendo sustituida por la interpretación energética y las leyes de la termodinámica y la relatividad, las cuales se convierten en las bases de la física contemporánea.

En este contexto surge el matemático y filósofo J.M. Keynes, el tercer gran autor de la ciencia económica convencional, quien corrobora que la teoría de su maestro A. Marshall es “Un sistema Copernicano completo, en el que todos los elementos del universo económico se situaban en su puesto por mutuo contrapeso e interacción” [17]

En cuanto a Newton, a quien estudió ampliamente en lo personal y en lo científico, elaboró un interesante ensayo en la celebración de su tricentenario, señalando que “no fue como se creía el fundador de la ‘edad de la razon’, sino más bien ‘el ultimo de los grandes alquimistas’, cuyo su proceso mental fue mas metafísico que racional., al contemplar el universo como un gran criptograma establecido por el todopoderoso. [18]

Keynes se liberó de las cadenas neoclásicas al cuestionar los equilibrios planteados por sus antecesores. Atacó especialmente la ley de Say, según la cual “Toda oferta crea su propia demanda”, igualmente el equilibrio en el mercado laboral con el salario, como precio que iguala la oferta y la demanda de trabajo y el equilibrio en el mercado de capitales con la tasa de interés que iguala la oferta y la demanda de capital.

Trató de liberarse que las cadenas mecanicistas al cuestionar la geometría euclidiana de los neoclásicos y la carencia de homogeneidad de conjuntos tales como la producción de mercancías y servicios y la carencia de precisión de conceptos como el nivel general de precios. [19] Sin embargo no amplió sustancialmente estos puntos y no llegó al núcleo central de la problemática, al no incorporar en su modelo los nuevos avances de la física energética y la física cuántica que rompían los supuestos del equilibrio, la homogeneidad de la materia, el tiempo absoluto y la unicidad de los sistemas. Otro tanto ocurrió con los seguidores Hicks, Meade, Harrod, Klein, Modigliani, Lange, Hansen y Robinson, que plantearon leves modificaciones de la doctrina Keynesiana sin llegar al fundamento de la física clásica, y por ende sin avizorar los diversos tipos de entropía a que están sujetos los sistemas económicos, los recursos deseables que los sistemas deben utilizar y la heterogeneidad de formas como se pueden abordar estos temas.

En las tres últimas décadas del siglo XX, como es ampliamente conocido por todos, el neoliberalismo se constituyó en el paradigma dominante de la economía. El máximo exponente es Milton Friedman, que a partir de una metodología positivista retoma el edificio del librecambio promulgado por Adam Smith. [20]

“La economía positiva – escribe Friedman- es en principio, independiente de cualquier posición ética o juicio normativo. Su tarea será proporcionar generalizaciones que puedan usarse para realizar predicciones correctas sobre las consecuencias de cualquier cambio en las circunstancias. Su actuación debe ser juzgada por la precisión, alcance y la conformidad con la realidad de las predicciones que realiza. En resumen la economía positiva es, o puede ser, una ciencia objetiva, en el mismo sentido de cualquiera de las ciencias físicas ” [21]

Desde esta perspectiva, la economía positiva sería neutral frente a la ética, la ideología y la política. Friedman abandonó el quehacer interpretativo de la ciencia, restó importancia al realismo de los supuestos y se concentró en los hechos empíricos. La razón de ser de la economía, serían los resultados. Esta pretensión de objetividad y pragmatismo, ante la ausencia de fundamentos teóricos sólidos y enfrentada a la rigidez de las instituciones estatales, permitió que la doctrina neoliberal de Friedman se extendiera y fuera acogida por la institucionalidad económica mundial.

En cuanto a su relación con otras ciencias y en particular con la física, el neomonetarismo no agrega ningún elemento novedoso. Por el contrario, mantiene la hipótesis Newtoniana de que la realidad se puede observar con independencia del observador, sin recoger los aportes de la física cuántica y relativista, según los cuales la apreciación de la realidad depende de los métodos de investigación, los instrumentos utilizados para observar y del esquema que hay en la mente del observador. En consonancia con el modelo mecánico de Newton, la escuela de Chicago, supone al igual que Smith, que el libre juego de las fuerzas del mercado permitirá el logro de los objetivos económicos

La economía normativa monetarista al asignar al dinero el papel protagónico de las fuerzas del mercado, amplió la brecha entre los procesos físicos y monetarios, oscureciendo sus relaciones e impidiendo ver los límites que tienen los sistemas económicos especialmente frente a los sistemas energéticos y biológicos del planeta.

Si partimos de la misma lógica monetarista de juzgar por los resultados, la lección no puede ser mas impactante en las últimas décadas: Expansión de la tecnología y las utilidades al servicio de monopolios y destrucción de recursos naturales y degradación física y moral de la gente, por la ampliación de la pobreza, la violencia y la drogadicción en el mundo, como ha sido reconocido por los organismos económicos internacionales. Esto lleva a reflexionar sobre la utilidad de sistemas económicos que destruyen riqueza física, biológica y cultural, en lugar de promover la fuerza creadora del trabajo y el bienestar de la sociedad, condenándola a una malestar generalizado.

En años recientes, nuevos avances en las ciencias han cuestionado las escuelas económicas ortodoxas. Una de las mayores innovaciones ha sido aportada por el ruso Ilya Prigogine, quien se inició en las ciencias humanas de la historia, la arqueología y el arte, terminó estudiando ciencia duras y recibió premio nobel de química en 1977. Experimentando con dos cajas interconectadas, la una con nitrógeno y la otra con hidrógeno, descubrió que al calentar las cajas con temperaturas diferentes, los gases no se mezlan desordenadamente sino que tienden a un extraño orden en donde todo el sistema se conecta produciendo pantallazos a intervalos de un color y luego de otro, como si todas las moléculas se intercomunicaran simultáneamente. Aquí fue donde Prigogine descubrió el orden surgiendo del caos. [22] Encontró que en los estados alejados del equilibrio no solo se desintegran los sistemas, sino que emergen sistemas nuevos. Es decir que el caos alejado del equilibrio contiene la posibilidad de autoorganización. Luego descubrió estructuras disipativas de desequilibrio y auto-organización en la biología, las ciudades, los movimientos políticos y hasta las estrellas.

Este hallazgos que divulgó Prigogine en Texas, mas cerca de Chicago, contribuyeron a demostrar que la tradicional teoría del equilibrio, entre ella el equilibrio económico, corresponde a una sola forma de las múltiples que pueden surgir creando nuevos sistemas, a partir de la desintegración de estructuras existentes.

Desde estas nuevas perspectivas han venido surgiendo corrientes económicas heterodoxas que a partir de los diversos aportes de la física contemporánea y en particular la teoría energética de la física, ha realizado serios cuestionamientos a las teorías económicas convencionales. Dentro de este paradigma naciente se inscriben economistas como Daly, Georgescu-Roegen, Henderson, Kapp, Mishan, Naredo, Schumacher, entre otros, quienes plantean un enjuiciamiento al mecanicismo del sistema económico a la luz de la segunda ley de la termodinámica y plantean nuevos elementos para la construcción de sistemas económicos alternativos.

En síntesis, vimos que el nacimiento de la ciencia económica, que en un principio estuvo asociada a la riqueza de las naciones sobre la base de la posesión del oro y las prácticas alquimistas e intervencionistas, derivó hacia un sistema basado en la física mecánica que fundamentó el concepto de mercado movido por una mano invisible. La física clásica presentaba anomalías que no pudieron ser explicadas satisfactoriamente, hasta los inicios del siglo XX, cuando fueron cuestionadas y sustituidas por nuevos aportes en la física contemporánea con la consolidación de la termodinámica, la física cuántica, la teoría de la relatividad y el principio de la incertidumbre. Los sistemas económicos siguen aferrados a la esperanza eterna de la alquimia del oro negro no renovable y la ciencia económica normal, aun sigue fundamentada en la física mecánica, sin entender por que es fundamental incorporar los avances de la física contemporánea. Supone que todo sigue andando al derecho, aun cuando hoy en día la física ha descubierto que las moléculas, los átomos y las partículas tienen lateralidad izquierda. Ahora hay físicos que afirman que Dios es zurdo.

2. Diálogos con las matemáticas
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"Lo que debemos hacer es presentar las matemáticas no como un conjunto de cálculos y procedimientos que se deben memorizar para superar un examen sino como lo que son realmente: un universo paralelo de belleza y elegancia, como el arte, la literatura o la música. Y debemos mostrar a los alumnos las conexiones entre las matemáticas y nuestra vida cotidiana, para que les motive estudiar" Edward Frenkel.

Las ciencias matemáticas permiten ver con claridad y exactitud las propiedades de las categorías abstractas y sus relaciones entre sí, mediante unas reglas que definen los símbolos, las proposiciones, los axiomas y los teoremas.

Como bien es sabido todas las civilizaciones antiguas con niveles complejos de organización tuvieron la necesidad de cuantificar diversos procesos económicos, destacandose especialmente los Asirios, Hindúes y Mayas por el descubrimiento del cero y los egipcios por el desarrollo de la geometría. Uno de los autores de la antigüedad más influyentes en la economía moderna, fue el griego Euclides, quien vivió en el siglo III antes de nuestra era en Alejandría, importante ciudad del conocimiento, donde confluyeron la cultura Egipcia, Helénica, Persa e Hindú. En su obra “Los elementos”, que es el primer sistema hipotético deductivo de axiomática intuitiva conocido en occidente, expuso en los primeros cinco libros la geometría plana, en los libros V y VI la teoría de las proporciones, en los libros VII al IX los números racionales, en el libro X los números irracionales y en los libros XI al XIII la geometría del espacio. De los enunciados Euclidianos, aquí nos interesa el V “axioma de las paralelas”, el cual postula que por un punto exterior a una recta solo puede trasarse una paralela a dicha recta. Más adelante veremos las enormes implicaciones al respecto.

La geometría fue el nucleo central de la matemática hasta el renacimiento cuando se produjo en Italia un nuevo sincretismo de la cultura Griega, Árabe y Bizantina, iniciandose en Europa el uso del cero y los números negativos. A partir de ese periodo surgió en Italia el Algebra con Dal Ferro, quien encontró la solución de las ecuaciones de tercer grado, seguido por sus alumnos. [1] Tartaglia y Cardan en el siglo XVI. En 1637 René Descartes combinó el álgebra con la geometría, dando origen a la geometría analítica.

Otra vertiente con la cual se interrelacionó la economía fue el cálculo infinitesimal que se inició con Cavalier y Pierre de Fermat, buscando describir diversas formas de pequeños cambios graduales y llegó a su punto culminante en 1665 con Newton y en 1675 con el alemán Leibnitz, quienes son considerados los padres del cálculo infinitesimal. No sobra anotar que en las tres últimas décadas de dicho siglo, las discusiones sobre la paternidad del cálculo diferencial entre los seguidores de estos dos autores, fue tan álgida que llegó a distanciar a Gran Bretaña del resto del continente.

En la era moderna, con la conquista de las colonias, la tendencia hacia la matematización en Europa se asentuó y se constituyó en una de las preocupaciones de los economistas clásicos, hasta el punto en que su precursor Willian Petty publicó en 1672 su obra con el título de “Aritmética política”, con el propósito metodológico de expresar “en peso, número y medida los argumentos para encontrar las causas fundamentales, en lugar de usar las palabras comparativas y superlativas utilizadas por las mentes mudables, las opiniones, los apetitos, y las pasiones particulares de los hombres”. [2] Durante este siglo y el siguiente, en que predominó la escuela clásica, Smith, Ricardo y Marx elaboraron importantes argumentaciones y cuantificaciones de los flujos y stocks de la economía, con base en la teoría del valor trabajo, iniciada por Petty.

En 1797 Friedrich Gauss brillante matemático y fisico alemán, siendo joven, escribió un artículo que no fue publicado, con el cual asestó un golpe al quinto postulado de la geometría Euclidiana, que enunciaba que por un punto solo podía pasar una paralela, al demostrar que podian pasar infinitas paralelas,. [4] Gauss, autor de la curva que lleva su nombre, ha sido considerado uno de los tres más grandes matemáticos de Europa junto con Arquímedes y Newton.



Las bases sólidas del cálculo infinitesimal fueron consolidadas en 1814 por el matemático francés Augustin Louis Cauchy, quien estudió la convergencia y la divergencia de las series infinitas, las ecuaciones diferenciales y las determinantes. Propuso los conceptos de función, de límite y de continuidad, tomó el límite como punto de partida del análisis y eliminó la referencia a una expresión formal para expresarla sobre el concepto de correspondencia.  De otra parte, en la teoría de probabilidad planteó que los errores de una serie matemática son de diversos tamaños y pueden llegar a ser tan grandes que no se aproximan al promedio y la varianza puede ser infinita, teniendo así observaciones discordantes.  Se evidenció así una bifurcación con respecto a la curva de Gauss, planteado una posición diferente, en donde no solo existen pequeños errores, sino de otros tamaños que afectan la distribución normal de los fenómenos.  

En 1830 llegaron al mismo resultado anti-Euclideo de Gauss, trabajando por separado, el ruso Lobatchesky y el húngaro Bolyai, partiendo del supuesto de que la suma de los ángulos de un triángulo es menor a la suma de dos ángulos rectos, (A+B+C=< 180°). Dieron así origen “de la nada a un universo nuevo”  la geometría hiperbólica, en donde, dada una recta infinita y un punto exterior a ella, hay infinitas rectas que pasan por el punto sin cortar a la recta, y por lo cual son paralelas.  Ejemplo: La silla de montar..

Mas adelante Riemann discípulo de Gauss asestaría en 1857 un segundo golpe a la geometría tradicional, basándose en la imposibilidad de trazar por un punto exterior a una recta, una paralela a ésta, creando así la geometría elíptica. [5] De otra parte Riemann superó las tres dimensiones llegando al concepto de variedad diferencial de n-dimensiones. Estas geometrías no Euclidianas demostraron ser más ajustadas a la realidad y significaron importantes avances no solo en la lógica matemática, sino también en la física del siglo XX, sin las cuales Einstein no hubiera podido concebir la teoría de la relatividad.

En cuanto al cálculo, en 1872 el profesor alemán Karl Weierstrass, conocido por la teoría de las funciones complejas por medio de series, originó una primera crisis en la matemática al describir una curva en la que no se podía calcular la inclinación de un punto a otro, y con esta linea discontinua no se podía “diferenciar”, lo cual cuestionaba el cálculo infinitesimal. [6] Pero ahí no terminó la cosa. A finales del siglo diecinueve Debois Raimond presentó la anterior ecuación para una curva que si era continua, pero de la cual no podía obtener una diferencial. “El resultado fue un pánico que los matemáticos tardaron cincuenta años en superar”. Otra bomba estalló en 1890, cuando el italiano Giuseppe Peano descubrió que una línea curva que es unidimensional, se torcía de modo tan complejo que llenaba un plano, convirtiendose en bidimensional. Adicionalmente, el cálculo diferencial en esta curva perdía toda significación. “Es difícil expresar en palabras el efecto que el resultado de Peano tuvo en el mundo de la matemática. Parecía que todo estaba en ruinas, que todos los conceptos básicos habían perdido significación” [7]


En 1838, se incorporó a la ciencia económica la formalización de la geometría y el calculo infinitesimal dando origen a la escuela neoclásica. El precursor del tratamiento matemático a las relaciones económicas, fue el matemático francés Agustin Cournot que siguiendo la linea de Smith de separar la moral y la economía, planteó que “la ley de los ‘grandes números’ ayuda a eclipsar la moral de las ciencias calificadas de económicas, cuyo objeto esencial son las leyes de la formación y circulación de productos de la industria humana, en sociedades lo bastante numerosas para que se borren las individualidades y no haya mas que considerar masas sometidas a un tipo de mecanismo muy análogo a aquel que gobierna los grandes fenómenos del mundo físico”.[3] En su “Investigación sobre los principios matemáticos de la teoría de la riqueza”, sin acudir a la teoría del valor-trabajo de los clásicos, expresó los mecanismos del mercado, especialmente los precios, introdujo el concepto de elasticidad, que relaciona precios y cantidades y analizó la competencia, el monopolio y el duopolio, como relaciones entre funciones matemáticas de equilibrios parciales. Intentó encontrar soluciones para el equilibrio general de mercados múltiples, pero reconoció que "ésto sobrepasaba los esfuerzos del análisis matemático".

Este objetivo general fue logrado a finales del siglo XIX, por Jevons, Menger y Walras quienes organizaron en la estructura axiomática los conceptos de utilidad, escasez, propiedad, producción y valor para configurar lo que se entiende por riqueza y estructurar así el modelo económico general. El propósito era utilizar estas ideas con medidas comparables a los conceptos de tiempo y espacio usados en la geometría y la física, definiendo los mas y los menos en líneas continuas. Para mantener la homogenidad del modelo económico y por oposición, excluyeron del mismo, los conceptos de lo no útil, lo abundante, los bienes libres, lo no producible y lo que no tenía valor de cambio. De esta manera, el objeto de lo económico quedó restringido a los agregados que cumplieran con las reglas anteriores y a partir de esta base construyeron las proposiciones, las divisiones y los límites.

Lo anterior en relación a la estructura. En cuanto al funcionamiento, la teoría neoclásica introdujo, dos siglos después de Newton y Leibniz el calculo infinitesimal, para considerar en sus postulados cantidades infinitamente pequeñas de placer, dolor y utilidad, en las productividades marginales del trabajo, el capital y la tierra y en las ecuaciones de la producción, el intercambio y el consumo. Todo esto complementado con la geometría Euclidiana en donde se representan gráficamente las funciones de utilidad, oferta y demanda.

En 1894 Philip Wicksteed representó el proceso de producción en un vector en el que a cada número corresponde una coordenada del espacio Euclidiano, introduciendo así en la economía el concepto de función de producción con entradas de insumos y salidas de productos utilizada hasta la actualidad. El norteamericano Irvin Fisher aplicó en 1911 los conceptos de flujo y stocks en la ecuación que expresa la relación entre los precios y el dinero dentro de la teoría cuantitativa de la moneda, en donde los precios dependen del stock de dinero en circulación multiplicado por la velocidad del mismo y dividido en el flujo de transacciones.

Los neoclásicos no tuvieron en cuenta los serios cuestionamientos a la geometría Euclidiana y en general a las ciencias matemáticas iniciados un siglo antes.  Se inició el siglo XX y la teoría económica neoclásica se mantuvo aislada de estas transformaciones en las matemáticas y no modificó sus postulados fundamentales, protegida por un cinturón aislante que afirmaba que los postulados centrales deberían ser coherentes en su lógica interna y al igual que la matemática pura no requería confrontación con la realidad.

Sobre este aspecto, el matemático francés Henry Poincaré, analizando sicológicamente cómo logran los matemáticos sus descubrimientos, impulsó una importante transformación en la concepción tradicional, al plantear en 1902 que en la formalización matemática se deben distinguir dos tipos de verdades. “La primera una verdad matemática, cuya certeza ha de asegurarse viendo si se atiene a las leyes de la lógica matemática. La segunda una verdad experimental, que puede enseñarnos que tal objeto real y concreto responde o no a tal definición abstracta. Esta segunda verdad no es demostrada matemáticamente; tampoco puede serlo, como no puede serlo las leyes empíricas de las ciencias físicas y naturales...Al volverse rigurosa, la ciencia matemática toma un carácter artificial que sorprendería a todos; olvida sus orígenes históricos; se ve como puede resolver las cuestiones, pero ya no se ve como y por qué ellas se plantean” [8]

Debe agregarse que Poincaré, a quien no les gustaban los detalles que exige la matemática, también debilitó el aparato matemático de la física mecánica al establecer que en un sistema que pase de dos a tres planetas, las ecuaciones de Newton se vuelven insolubles y en el largo plazo el equilibrio del sistema (solar) comienza a desintegrarse por la acción de sus pequeñas fuerzas no lineales internas, cuestionando así la teoría del equilibrio universal e iniciando la teoría moderna de los sistemas dinámicos. [9]

Sin embargo estos planteamientos fueron desconocidos por la economía clásica y en 1920 Marshall reiteró que “el nuevo análisis está tratando de introducir, gradualmente, en la ciencia económica... aquellos métodos de la ciencia de los pequeños incrementos (comunmente llamada cálculo diferencial) a los cuales el hombre debe directa o indirectamente la mayor parte del dominio que sobre la naturaleza física ha conseguido en los tiempos recientes. Está todavia en su infancia, carece de normas y de tipos de ortodoxia. No ha tenido tiempo aún de lograr una terminología perfectamente establecida” [10]

En cuanto a los elementos constitutivos del lenguaje económico, el fundador de la economía matemática Cournot había advertido que se debían distinguir bien la ideas de riqueza y valor de cambio, de las ideas accesorias de utilidad, rareza y aptitud porque no existe una medida fija de estas. En la escuela neoclásica los conceptos básicos no solo se mantuvieron, sino se enlazaron tautológicamente para preservar la lógica interna del modelo, sin dar cuenta de la realidad.

La adecuada comprensión del concepto de riqueza es tan esencial en la ciencia económica que en opinión de Foucault la riqueza es con “respecto a la economía política, lo que la gramática general es con respecto a la filología y lo que la historia natural con respecto a la biología. Y así como no puede comprenderse la teoría del verbo y del nombre, el lenguaje de acción, el de las raíces y su derivación, sin hacer referencia, a través de la gramática general ... de la misma manera resulta imposible reencontrar el eslabón necesario que encadena el análisis de la moneda, de los precios, del valor, del comercio, si no se sacara este dominio de las riquezas que es el lugar de su simultaneidad” [11]. En el paradigma neoclásico, el concepto de riqueza dejó por fuera la abundancia y se restringió a las cosas que fueran cuantificables únicamente en términos monetarios y que entraran en el sistema de equilibrio general en forma de flujos. De esta manera se excluyó la cuantificación de la riqueza en todas su demás manifestaciones.

El análisis del concepto de utilidad revela, desde una perspectiva de la matemática, que es una noción no sujeta a parámetros de medición ordinal y desde una perspectiva externa, los ejemplos mismos de los neoclásicos se diluyen, pues varias ciencias han demostrado que muchos elementos considerados antes inútiles, son por el contrario muy útiles tales como el microscópico plancton que sirve de alimento a toda la cadena alimenticia en el mar y protege la tierra del calentamiento, o las lombrices que fijan el nitrógeno fertilizando la tierra. De otra parte, se incluyen en el sistema económico desutilidades, tales como los químicos que envenenan las aguas o hidrocarburos que contaminan el aire.

Otro tanto puede decirse de la noción de escasez al observarse que los sistemas económicos pueden presentar una operación equivocada al trabajar con recursos agotables, en lugar de buscar los recursos de menor grado de entropía como lo son los renovables. De otro lado, pueden convertir lo abundante en escaso, como se ha podido observar con el aire puro, las aguas de los ríos, la fauna y la flora; con la construcción de represas y de vias en manglares que convierten la abundancia de peces en escasez y las empresas transnacionales, que monopolizan los recursos energéticos en enclaves, haciendolos escazos a los habitantes de una región.

La noción de valorable, pierde su razón de ser si se tienen en cuenta las anteriores consideraciones sobre las nociones de utilidad y escasez. Y si se toma la noción de esfuerzo o de trabajo de igual manera surge el problema de la medición. Con relación a la realidad, surgen paradojas como por ejemplo que mientras los recursos acuícolas y forestales se encuentran en el ambiente natural no tienen valor y cuando entran al sistema económico, si tienen valor. O los recursos minerales que se encuentran en el subsuelo y no tienen valor, sino hasta cuando se explotan y entran en las cuentas nacionales, mientras se agotan en la fuente.

La noción de producción, que supuestamente llegó a su punto culminante con la función de producción realzada por Samuelson, solo corresponde a una función punto del espacio Euclidiano. En opinión del rumano Georgescu-Roegen, alumno de Schumpeter, la función de producción es “simplemente la lista de ingredientes que en los libros de cocina suele ir impresa por encima de la receta propiamente dicha, pasando por alto el resto. Evidentemente, al quedar reducida la receta a tanto de esto y tanto de aquello, la descripción del proceso queda reducida a una lista de cantidades. Lo cual es ilógico, pues el proceso descrito por una receta de cocina no puede ser representado por completo por un vector como el ya indicado” [12]

Si se toma la producción como la acción del trabajo para dar utilidad a los objetos, tendría de nuevo la problemática ya vista de la indefinición de la utilidad. Con relación a los recursos, es mucha pretensión antropocentrista creer que los hombres “producen” recursos energéticos y minerales. Esto sería desconocer que el cobre se produjo realmente por la cristalización de la lava, o que el hierro se produjo por la acción de las verdeazulosas bacterias cianófitas y la cal por la petrificación de los corales y estromatopóridos hace 100 millones de años. [13] Sin embargo en la mayor parte de los Ministerios de minas y energía del mundo, seguimos viendo estadísticas de “producción” de petróleo, producción de hierro, etc, cuando la realidad es que la explotación va agotando las reservas.

Por las razones expuestas, yo diría que los conceptos marginalistas bajaron de nivel, pasando a ser nociones e incluso menos que nociones, si se tiene presente que las nociones son tripletas compuestas que relacionan imágenes, nombres y objetos, mientras los autores marginalistas se refieren básicamente a imágenes y nombres, sin correspondencia con objetos.

En los años treinta el matemático checoslovaco Kurt Gödel, fusionó la sintaxis de la lógica con el cálculo y formalizó el teorema que lleva su nombre, con una aritmetización que representa numéricamente no solo las fórmulas de cálculo, sino también los enunciados de dicho cálculo, llegando a deducir la imposibilidad de conseguir un cálculo completamente lógico, en el que todos los enunciados sean deducibles dentro del mismo sistema. Se concluye así que no existe ningún sistema lógico-matemático completo.

A pesar de las transformaciones en las matemáticas, las teorías económicas descritas continuaron incólumes durante las primeras décadas del siglo XX y solo fue hasta después de la gran depresión de los años treinta que el filósofo y matemático J.M. Keynes cuestionó en 1936 seriamente los supuestos de los neoclásicos al afirmar que “Se asemejan a geométras euclidianos en un mundo no euclidiano que, al descubrir que en la realidad no se encuentran con frecuencia líneas paralelas, las critican por no conservarse derechas. No obstante, en verdad, no hay mas remedio que tirar por la borda el axioma de las paralelas y elaborar una geometría no euclidiana. Hoy la economía exige algo semejante; necesitamos desechar el segundo postulado de la doctrina clásica y elaborar la teoría del comportamiento de un sistema en el cual sea posible la desocupación involuntaria en un sentido riguroso” [14]

Keynes sostiene que la producción de mercancías y servicios es un concepto no homogéneo, que no puede medirse, lo mismo que hay vaguedad en el concepto del nivel general de precios, concluyendo que esos términos no solo carecen de precisión, sino que son innecesarios. “En mi opinión – escribe – podría evitarse mucha confusión, si nos limitáramos a estrictamente dos unidades, dinero y trabajo, cuando nos ocupamos del comportamiento económico en conjunto” [15]

Apartando la beligerancia verbal, Keynes no cuestionó los defectos lógicos del análisis clásico y neoclásico, como el mismo lo reconoce, ni tampoco los fundamentos de las nociones básicas de utilidad, escasez, valor y riqueza. Tampoco planteó propuestas que incorporaran en la ciencia económica los avances de las matemáticas en las formulaciones no Euclidianas o la teoría de los conjuntos. Sobre este ultimo tema, George Cantor, filósofo y matemático ruso construyó, medio siglo antes, en 1876 una teoría que, haciendo abstracción de la naturaleza de sus elementos y analizando su estructura, aportó a la solución de los problemas del infinito y del continuo, influyendo significativamente en toda la matemática posterior y en particular en su construcción axiomática que contribuyó a desarrollar el álgebra, la teoría de funciones, la teoría de las ecuaciones diferenciales y las ecuaciones integrales. [16]

Keynes, siendo matemático, tampoco incorporó a la economía, la primera aplicación completa de la axiomática moderna del matemático alemán David Hilbert quien liberó la geometría euclidiana de las intuiciones, transformándola en hipótesis sobre relaciones entre elementos abstractos. [17] Hilbert clasificó en 1899 los postulados euclidianos en cinco grupos, aportando una axiomática a su geometría, demostrando, de una parte, que estos postulados son compatibles y de otra, construyendo geometrías no euclidianas con un número infinito de dimensiones. La nueva geometría cuestionó proposiciones como que “el orden de los factores no altera el producto” o que la “distancia mas corta entre dos puntos es una recta” Adicionalmente Hilbert en su investigación encontró 23 problemas no resueltos que presentó como un reto creativo a los asistentes al Congreso Mundial de Matemáticos en Paris en 1900. Todos estos hallazgos sirvieron para el desarrollo de la física cuántica en el siglo XX.

La gran crisis económica de la década del treinta, además de poner en entredicho el equilibrio Walrasiano, dio impulso a una vertiente marginal que desarrolló la teoría de los ciclos económicos. Entendiendo el concepto de ciclo desde la termodinámica, como una serie de transformaciones que experimenta un sistema hasta recobrar su situación inicial, se incorporaron en la economía los conceptos de amplitud y longitud de onda. Con base en este segundo concepto, en el siglo anterior, el francés Clement Juglar, identificó en 1863 ciclos de 9 a 10 años, en 1920 el ruso Nikolai Kondratiev, estableció ciclos largos de 50 años y Joseph Kitchin, en 1923 identificó ciclos cortos de 40 meses. En el periodo de la entreguerra, el economista austriaco Joseph Schumpeter, utilizó por primera vez los tres ciclos conjuntamente, estableciendo una relación numérica entre los mismos, donde un ciclo Kondratiev equivale a 6 ciclos Juglar y cada uno de estos a 3 ciclos Kitchin, e incorporó el concepto de innovación tecnológica para explicar los ciclos largos. [18]

En 1941 W. Leontieff, con base en el ‘Tableau economique’, desarrolló la matriz insumo-producto con entradas de los sectores productivos agropecuario, industrial y de servicios y salidas en la demanda de las familias, la formación bruta de capital, el sector público, el comercio exterior y existencia de mercancías. Este modelo se basa en la agregación de cuentas de acuerdo al grado de homogeneidad, pero no tiene presente que los recursos naturales se eben clasificar en dos grandes categorías no homogéneas, como lo formulara Cournot, el padre de la economía matemática y los físicos de la termodinámica.

Así, observamos que la ciencia económica ortodoxa continuó sin permearse sustancialmente de los avances en la física y las matemáticas. Lo más sorprendente es que más de medio siglo después de formuladas las revolucionarias teorías de la física contemporánea, el prestigioso economista norteamericano Paúl Samuelson escribe en 1961 que “No hay mas que un sistema en el mundo y Newton lo ha encontrado. De la misma manera que no hay mas que una concepción de conjunto del sistema económico y es Walras quien tuvo la inteligencia y la suerte de encontrarla” [19]

La crisis abrupta de 1963 ahondó el cuestionamiento del intervencionismo Keynesianismo que fue acompañado del surgimiento del neoliberalismo liderado por Milton Friedman, quien plantea aclarar al lenguaje cuya “ función es servir como un sistema de archivo, organizando el material empírico y facilitando nuestra comprensión de él y el criterio por el que será juzgado. –Luego pregunta- ¿Las categorías se definen clara y precisamente? ¿Son ellas exhaustivas? ¿Sabemos dónde clasificar cada item individual, o hay ambigüedad considerable? ¿El sistema de títulos y subtítulos se diseñó para que podamos encontrar rápidamente un item que queremos, o debemos saltar de un lugar a otro? ¿Los items que queremos se archivaron correctamente? ¿El sistema del archivo evita las referencias cruzadas? [20]

Aunque los interrogantes apuntan a preguntas fundamentales, las respuestas dadas por Friedman se mantienen dentro de la lógica de sus predecesores, al no abordar el análisis de la naturaleza de las categorías utilizadas. En el concepto de mercado ingresa solo lo que tiene un precio y se incluyen una gran variedad de productos considerados como homogéneos, siendo la única distinción, la diferencia en sus precios. Entonces la descripción económica apunta a la cuantificación, en lugar de la comprensión de las diferencias cualitativas, al no mirar dentro de la naturaleza de las cosas. De igual forma, aunque pretende la ausencia de juicios morales, se incluye implícitamente en la misma denominación de neomonetaristas, que el dinero es el más alto de los valores. Como dice el adagio popular: “Amigo cuanto tienes cuanto vales, principio de la actual filosofía”.

Schumacher al respecto argumenta que “Es muy difícil que pudiera haber una distinción más importante para comenzar que la existente entre mercancías primarias y mercancías secundarias, porque las últimas presuponen la disponibilidad de las primeras. Un desarrollo de las habilidades del hombre para producir productos secundarios es inútil salvo que esté precedida por una expansión de su habilidad para obtener productos primarios de la tierra, ya que el hombre no es un productor sino solo un transformador. En particular su poder para transformar depende de la energía primaria, lo que lleva de inmediato a la necesidad de una distinción básica dentro del campo de mercancías primarias, en mercancías renovables de no renovables. En lo que respecta a las mercancías secundarias, existe una distinción obvia y básica entre manufacturas y servicios. Obtenemos así un mínimo de cuatro categorías, cada una de las cuales es esencialmente diferente de las otras tres ” [21]

Si las anteriores cuatro clases de mercancías son etiquetadas con el mismo precio, entonces todas se consideran iguales en el mercado, independientemente de que sean petróleo, café, vestuario o educación. Al incorporar estos componentes en el Producto Interno Bruto se oscurecen una gran variedad de elementos y relaciones importantes. La aritmética elemental enseña que no se deben sumar manzanas y peras, pero en el sistema monetarista es posible por arte de magia.

Al analizar la ecuación elemental de Ingreso o Producto igual a consumo más inversión, el neomonetarismo no toca para nada la naturaleza misma de las categorías utilizadas. Así, en el sector primario agrícola, se llega a una lógica en donde la producción para el autoconsumo no entra en el sistema económico, sino hasta cuando se desplazan los productores directos de sus tierras, generando una aparente expansión del mercado. En el sector secundario, la transformación del hierro aparece contabilizada en el mercado como un valor adicional en la medida en que se va restando el mineral en la mina. Entre mas mineral se agote, mas crece el PIB. En los servicios, los trabajos de alimentación, peluquería, limpieza y otros complementarios, supuestamente no tienen ningún valor mientras se hagan en casa y solo figuran explícitamente en el mercado cuando la actividad se realiza fuera del hogar.

La contaminación de un río no cuesta nada en términos monetarios, mientras que su descontaminación vale miles de millones de dólares. De otra parte, hay infinidad de procesos benéficos que no requieren grandes sumas de dinero y sin embargo tienen efectos multiplicadores en el sistema económico, tales como las acciones preventivas en enfermedades, accidentes o de atención social a población vulnerable o el trabajo voluntario de conservación del ambiente. Con una gran dosis de imaginación e inteligencia, un proceso de cultura ciudadana puede generar impactos de alto nivel con una mínima inversión monetaria.

Friedman plantea que existen dos formas de riqueza, la humana que son los ingresos de los individuos y la no humana que son los activos físicos. Sin embargo en las dos formas se refiere solo a lo que es valorable en dinero y no a la diversidad de riquezas de los ecosistemas y culturas La forma como se aborde el concepto de riqueza o pobreza, tiene no solo una connotación ideológica, sino también política. Así por ejemplo, al clasificar en el archivo de países pobres, naciones con recursos minerales de oro, plata y diamantes, o minerales estratégicos como el hierro y el cobre o recursos acuíferos abundantes, se oculta que realmente son ricas en recursos y que hay una transferencia y distribución desigual de excedentes.

La teoría neomonetarista no solo tiene muchas imprecisiones en los términos utilizados, sino que la aplicación de la geometría y el cálculo que utilizan ya ha sido seriamente cuestionado desde las mismas matemáticas, en las que dice apoyarse ‘objetivamente’.

De otra parte, hemos visto que a mediados del siglo diecinueve, Gauss y Riemann encontraron vacíos en la geometría euclidiana y a finales del mismo siglo Weierstrass y Raimond hallaron curvas en donde no se aplica el cálculo diferencial y Poincaré cuestionó las ecuaciones Newtonianas, siendo estos casos no la excepción sino la regla. Sin embargo, el neoliberalismo continua como si nada hubiese ocurrido, trabajando con las curvas euclidianas aplicadas al consumo y la producción y las funciones diferenciales, como si fueran el único mundo existente, cuando se ha revelado que estos casos cada vez están siendo más relegados a un pequeño rincón de la geometría en particular y de matemáticas en general.

Con los afanes tecnocráticos de medición sin criterios claramente establecidos, han proliferado modelos que en su gran mayoría no tienen contenido o son prácticamente inservibles como lo afirmó Leontieff, el padre de los modelos econométricos.

Tenemos entonces que al pasar el tiempo, los paradigmas clásico, neoclásico, keynesiano y neoliberal, no solo se han marginado de los avances en las matemáticas contemporáneas, sino que presentan una pérdida del poder interpretativo y argumentativo de los elementos constitutivos de su lenguaje formal, las reglas que describen el alfabeto y por ende los términos, definiciones, axiomas y teoremas.

En las últimas décadas, ante las deficiencias explicativas que presentan indicadores como el PIB se han generado otra serie de indicadores económicos que tratan de compensar los vacíos tales como el NBI de Necesidades Básicas Insatisfechas, la línea de pobreza y el Índice de Desarrollo Humano, referidos a aspectos que las teorías económicas convencionales normalmente no incluyen en sus razonamientos.

Hemos visto que durante varios siglos, se ha impuesto el reduccionismo, que concibe los sistemas compuestos de partes que se pueden restar y sumar o quitar y poner, como las piezas de un reloj, sin que se afecte su funcionamiento, reforzado por la matemática cuantitativa. Sin embargo, vimos también que ha surgido una corriente de “científicos que desean estudiar los sistemas dinámicos con otro enfoque de medición, la matemática cualitativa. En la vieja matemática cuantitativa, la medición del sistema se concentra en indagar como la forma del movimiento del sistema afecta la cantidad de otras partes. En cambio en la medición cualitativa se trata de mostrar la forma de movimiento del sistema como totalidad. En la modalidad cualitativa, los científicos no preguntan cuanta de esta parte afecta aquella, sino como luce el todo a medida que se mueve y cambia. Como se compara un sistema integral con otro” [22]

En los años sesenta se consolidaron dos nuevas formas de geometría y medición cualitativa. De una parte, el matemático Stephen Smale comprendió que la topología, donde las líneas rectas se arquean en curvas y los círculos se pueden comprimir en triángulos o estirar en cuadrados, se podía utilizar para visualizar sistemas dinámicos y analizarlos entre sí. De otra parte, el meteorólogo Edward Lorenz, descubrió que la interacción de una misma ecuación puede llevar a resultados climáticos totalmente diferentes, dependiendo del número de dígitos que se utilicen. Estos efectos tan distintos revelaron que los sistemas dinámicos no lineales complejos, son tan sensibles que el menor detalle puede afectarlos. ‘El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede generar un ciclón en el Caribe’. En medio de un gran crecimiento económico, el aleteo de los precios del petróleo en 1974 originó un crack en la economía occidental. Esta sensibilidad es mayor en las condiciones iniciales, por cuanto los cambios pequeños se amplifican rápidamente. Sthepen Hanking analizando el cosmos opina que “Si las condiciones iniciales durante el big bang hubieran variado tan solo en un quantum de energía, el universo sería muy diferente” [23]

En 1975 el matemático francés René Thom aplicó la topología al impacto de las fuerzas externas en los sistemas que sufren transformaciones abruptas y discontinuas de un estado a otro, creando la teoría de las catástrofes, clasificando topológicamente en siete clases las catástrofes. [24] El gran atractivo de esta teoría, eminentemente cualitativa, consiste en la capacidad de comparar los cambios no lineales que acontecen en sistemas muy diferentes y vislumbrar posibles interconexiones entre los mismos.

El matemático ruso Lyapunov concibió un sistema de medición cualitativa que permite comparar fenómenos diversos como las nubes, la actividad del cerebro y el mercado bursátil, a partir de sus grados de orden y desorden. El número de Lyapunov “mide como se descomponen las correlaciones del sistema y cuan rápidamente se difunden los efectos de una pequeña perturbación. Una medida similar describe los cambios en la ‘información’ del sistema” [25]

Las implicaciones que tienen estos razonamientos para la ciencia económica no son nada despreciables, si se desea comprender de una manera mas profunda el comportamiento de los complejos sistemas económicos.

Por si lo anterior fuera poco, en 1982 el francés Benoit Mandelbrot, estudiando la galería de monstruos creadas por las curvas de Peano, demostró que en ellas residía el secreto del modo de la irregularidad del mundo real y revolucionó las matemáticas cualitativas con el descubrimiento de fractales, formas geométricas pletóricas de belleza y misterio. Mandelbrot, quien tenía problemas con el álgebra y con los computadores, encontró la forma de trabajar con personas que si lo hacían, traduciendo mentalmente las preguntas a imágenes, surgiendo una geometría totalmente nueva. Briggs señala que Maldelbrot “En su entusiasmo inicial, usó fractales para seguir las oscilaciones bursátiles y elaboró falsificaciones que eran tan buenas como para engañar a expertos. Sus fractales demostraban que las grandes recesiones, imitan las fluctuaciones mensuales y diarias de los precios, de modo que el mercado es auto similar desde su escala mayor hasta su escala menor” [26]

Los fractales, que provienen de las nociones aisladas de los matemáticos Cantor, Hausdorff, Julia, Koch, Peano, Poincaré, Richardson, Sierpinski, Weierstrass y otros, envuelven una gran cantidad de formas que no se lograron comprender con 2.300 años de geometría Euclidiana: Formas geográficas, atmosféricas, químicas, anatómicas, económicas y galácticas.

Los fractales no solo han transformado la geometría, sino también el concepto de medición. Después de demostrar que la antigua medición cuantitativa puede llegar a ser tan elástica como un caucho, Maldelbrot propone una nueva medición cualitativa basada en el grado de complejidad de un objeto. También logró relacionar los fractales con el álgebra, encontrando interacciones de coordenadas formadas por números complejos reales e imaginarios. En este caso una ecuación, no es una representación de una forma, sino que es el punto de partida para la evolución de una forma que emerge de la realimentación de la ecuación.

De lo expuesto se evidencia que hay varias áreas de las matemáticas que no se fundamentan en los
números.  Hay muchos fenómenos no cuantitativos, sino cualitativos que los avances en las matemáticas permiten comprender y aportar herramientas para actuar más autónomamente.  Y sirven para liberarnos de la manipulación comercial, financiera y de negocios. Al respecto, el matemático Edward Frenkel comenta “Cuando digo que sin matemáticas no hay libertad quiero decir que si somos unos ignorantes de las matemáticas no podemos ser libres, porque entonces estamos dando el poder a una pequeña élite, que es la que conoce y usa las matemáticas. Y las consecuencias de esto pueden ser perjudiciales. Las matemáticas son muy poderosas, pero ese poder puede no usarse para el bien, sino para el mal”. (Ver Amor y matemáticas Edward-Frenkel)

En conclusión, de las diversas ramas de las matemáticas, las ciencias económicas han integrado en su lenguaje, reglas, axiomas y teoremas de las áreas de la lógica, la aritmética, la geometría, el álgebra, la mecánica, el cálculo diferencial e integral. En menor medida ha incorporado la teoría de conjuntos y el cálculo de probabilidades y se ha privado de encontrar las interrelaciones dinámicas con la matemática axiomática, los sistemas de medición cualitativa, la topología y la geometría fractal, entre otros.


3 Diálogo de la economía con la biología

En el occidente, Aristóteles realizó un primer esfuerzo taxonómico, tanto de los objetos como de las actividades del hombre. Clasificó los objetos, en inanimados y seres vivos y estos a su vez en plantas y seres móviles divididos en los animales y los hombres. En la codificación de actividades o artes, diferenció la crematística de la economía afirmando que “Hay dos clases de arte o ciencia de la riqueza: Una que tiene por objeto el tráfico (que es la crematística) y otra cuyo objeto es la economía, esta última es laudable y necesaria, aquella censurada con razón, pues es contra natura” [27] La economía, para el bien vivir se encargaba de proveer, transformar y gestionar adecuadamente la riqueza proveniente de los frutos de la naturaleza, la tierra y los animales, mas no de acuñar dinero, opulencia y grandes fortunas, propio de la crematística y de la codicia del rey Midas.

Durante la edad antigua y media, esta fue la visión predominante. En la mayoría de las culturas, no solo de Europa sino de todos los continentes, predominó la idea organicista de la tierra madre que engendra o produce todos los frutos y del sol como padre fertilizador de la misma.

En la economía del renacimiento se mantiene la anterior cosmogonía en la cual el hombre no producía riqueza, solo la transformaba, transportaba y consumía. El hombre era concebido como una criatura del universo. Según el médico alemán Paracelso el hombre era un microcosmos integrador de todos los procesos, ritmos, fuerzas de la naturaleza y el cosmos; y la práctica médica debía apoyarse en la virtud, la filosofía, la astronomía y la alquimia botánica.

A partir del siglo XVI se acrecienta la transferencia de riquezas agrícolas y minerales desde América y otros continentes hacia Europa y se presenta un desarrollo de las técnicas agrícolas a partir de la nuevas variedades. Las especies botánicas centraron la atención como lo evidencia la creación de grandes jardines botánicos en las cuatro principales ciudades de Italia. En el siglo XVIII, la tierra aun seguía considerándose la matriz de la producción, para lo cual se intensificó el estudio de la botánica y la agronomía y se distinguieron tres clases de actividades, las de los ‘apportatores’ compuestas por los agricultores, pescadores y mineros, la de los ‘conservatores’ que eran los comerciantes y la de los ‘inmutatores’ que eran los artesanos que mudaban o mejoraban las materias.

En 1735 el naturalista sueco Car Linneo, considerado el padre de la botánica moderna por aportar sus primeras bases, constató que la tierra aumentaba en tamaño cada año y estableció el sistema binario de nomenclatura dividiendo los reinos de la naturaleza en minerales, a los que reconoce crecimiento, pero no movimiento; el de los vegetales que crecen y son susceptibles de sensación y el de los animales, que tienen sensaciones y movimiento.

La primera estructuración de la economía como un sistema, fue realizada por los fisiócratas en Francia quienes mantuvieron la concepción natural de la tierra como único factor productivo de riquezas renacientes. [28] El médico Quesnay llamó a este proceso producción o generación de riquezas, al que diferenció del concepto de adición de riquezas que resultaba del trabajo de los artesanos y la industria. En 1758 elaboró el famoso “Tableau économique” que por analogía con el sistema circulatorio de la sangre describe los flujos del excedente de riqueza o producto neto, que perciben tres clases sociales: los trabajadores, los terratenientes y la clase esteril, integrada por industriales y comerciantes. En este sistema el dinero juega un papel de riqueza auxiliar o virtual circulante.

En el siglo XIX surgieron nuevas paradigmas en las ciencias naturales como la teoría celular, la microbiología, las leyes de la herencia y las mutaciones, mientras que el francés J.B Lamarck ideó un sistema de claves dicotómicas que aplicó a los vegetales consolidando el concepto de biología. En 1802 expuso su teoría de la evolución, con la cual fue marginado social y científicamente.

Hasta ese entonces era común la idea de que la naturaleza proveía y el hombre no producía, dado que esto era algo propio de un acto divino entre la madre tierra y el Sol. ¿Cuándo y por qué aparece el concepto de producción?

Desde un siglo antes, venía desarrollándose otra corriente de pensamiento que planteaba que el valor y la riqueza se originaban con el trabajo del hombre. El precursor de esta forma de pensamiento, acorde a las nuevas ideas capitalistas fue William Petty en 1672, quien preservó la idea de la tierra como la madre, pero desplazó la idea del sol como padre fertilizador, reemplazándola por el trabajo.

Estos pensamientos fueron retomados por Adam Smith en 1776, el padre de la economía política, quien atacó la teoría fisiocrática y la concepción organicista que la envolvía y enarboló el estandarte de la nueva teoría del valor y la concepción mecanicista que la fundamentaba. A partir de este nuevo paradigma, la ruptura de la noción de espacio absoluto en Newton va acompañada del abandono del concepto de producción de la naturaleza en Smith, siendo sustituida por el nuevo concepto de tiempo de trabajo como productor de valor y riqueza. La riqueza ya no se produce en el espacio, sino en el tiempo: ‘Time es money’ fue la nueva consigna. Y los relojes mecánicos sometieron a los relojes biológicos.

En este periodo se intensificó la conquista de nuevos espacios con las colonización de América, Africa y Asia y la apropiación privada de recursos naturales del globo terráqueo por parte de las potencias de la época. A ello contribuyeron, conquistadores, bucaneros, piratas y en general fuerzas militares que se encargaron de trasladar por diversos medios, excedentes para el bienestar de las metrópolis. Así, en 1813 el parlamentario Benjamin Constant señaló que “la guerra y el comercio no son mas que dos medios diferentes de alcanzar el mismo fin: poseer aquello que se desea” [29] De esta forma, con el horror de la guerra, se inició el proceso de destrucción de economías naturales en varias regiones del planeta, en aras de la acumulación originaria del mercado monetario.

Para este periodo confluyen varias formas de pensamiento que justifican tanto la teoría económica como las acciones económicas convencionales: La idea mecanicista que atribuye una mayor importancia a las máquinas frente a la naturaleza y los hombres, la idea antropocentrista que asigna al hombre el papel del rey de la naturaleza, con poder para hacer y deshacer sobre ella y la idea euro centrista que atribuye a Europa el papel de superioridad sobre otras razas del mundo. Todo lo anterior reforzado con la idea del racionalismo, con la que supuestamente se actuaría de acuerdo con la verdad. En esta nueva pirámide occidental se sitúan en la parte superior el capital y las máquinas, luego los hombres que dirigen las potencias, subordinando los hombres de otras latitudes y en el escalón mas bajo la naturaleza. Los recursos naturales solo son apreciados en la medida en que contribuyen a los sacrificios en esta nueva pirámide.

A partir de las ideas de Benjamin Fkranklin, en 1815 el anglicano inglés Roberth Malthus publicó la teoría demográfica que sostiene que la población crece cuando aumentan los medios de subsistencia y decrece al disminuir la tasa de natalidad por acciones preventivas, o al aumentar la tasa de mortalidad por el hambre o las guerras. En consonancia con lo anterior, la ayuda a los pobres agravaba las diferencias entre la población y medios de subsistencia. A partir de estos postulados predicaba la libre competencia como un medio de la naturaleza para separar los seres humanos débiles y perezosos, de los industriosos y productivos.

El inglés Charles Darwin leyó la teoría de la población de Malthus y después de su viaje marítimo alrededor de las costas de América del Sur, Africa occidental y Australia y de las reflexiones como naturalista, publicó en 1859 “El origen de las especies”. El Darwinismo planteó el postulado de la competencia, en donde sobreviven por un proceso de selección las especies más fuertes y la teoría de la evolución para explicar la variedad y escalamiento de organismos desde las especies inferiores a las especies superiores, hasta llegar al hombre. [30]
Esta ley de cambio unidireccional, alcanzó el éxito que no logró Lamarck, siendo acogida por la dirigencia del establecimiento de ese entonces, para justificar con estos dos conceptos la diferenciación de las sociedades, el odio y la destrucción de los otros.

Esta teoría fue incorporada por la ciencia económica convencional para reforzar el concepto de competencia en los mercados como un fenómeno natural y también para justificar las diferencias entre naciones, estableciendo parámetros de jerarquización de acuerdo a los niveles de mecanización y crecimiento económico. De esta manera las desigualdades estarían dadas por la naturaleza y no por la sociedad o la economía, que estaría determinada por las fuerzas del mercado, consolidándose una visión parcelaria y no global de la economía.

Para esta misma época, el naturalista alemán Alexander Von Humbolt exploró Centroamérica, los Andes Suramericanos y el Asia Rusa, escribiendo varias obras entre las que se destaca “Cosmos” iniciada en 1845, la cual plantea una concepción organicista que toma distancia frente al mecanicismo al señalar que “Los órganos se determinan uno a otro (y) el organismo todo es a la vez medio y fin (que) vive tanto tiempo cuanto funcionan las partes al servicio del todo” [31] Señalando además las interrelaciones con la naturaleza inorgánica y la relación entre las diversas disciplinas científicas para una mejor comprensión del mundo.

Entre los programas de investigación de Humbolt y Darwin se impuso en Europa este último con la teoría de la evolución por adaptarse a los intereses dominantes de la época. La idea de la libre competencia como algo natural, ha tenido tal aceptación en el mundo occidental que fue acogida por las escuelas económicas neoclásica, Keynesiana y neoliberal. Mas no así otros aspectos relacionados con la biología, incluso más importantes para la economía. Tal es el caso de la Ecología, creada como ciencia por el alemán Ernst Hackel en 1880, quien apoyó la divulgación del Darwinismo, pero enfocó su escuela hacia las relaciones de las comunidades de organismos con el medio físico en que se desenvuelven.

En 1883 Sergei Podolinski en el “estudio del trabajo humano y la unidad de la energía” redescubrió los nexos entre ecología y termodinámica, revelando la interacción de dos procesos, el uno realizado por las plantas al acumular energía a través de la fotosíntesis y el otro la conversión que hacen los animales de la energía en trabajo que luego es liberada al espacio, llegando a la conclusión de que en la época en donde predominan las primeras se acumulan más Stocks de energía por ejemplo en forma de carbón y a la inversa el predominio de animales tiende a dispersar la energía. [32]

Durante cerca de un siglo la ecología no obtuvo el reconocimiento oficial, por cuanto chocaba y sigue chocando con las ideas dominantes de antropocentrismo, mecanicismo, racionalismo parcelario y con la concepción crematística de acumular riquezas monetarias.

En 1960 Withman Rostow, en su libro “Las etapas del crecimiento económico” incorporó el concepto de evolución Darwinista a los sistemas económicos, al hablar de cinco estadios del crecimiento, que inician con las sociedades tradicionales, pasando por el despegue hasta llegar al consumo en masa. De acuerdo a esta conceptualización lineal todas las economías crecen siguiendo la misma evolución hasta llegar a la fase superior alcanzada por los países “desarrollados” o economías “fuertes”. En consonancia con este paradigma se cuestionaron como resistentes al cambio una gran diversidad de formas económicas no monetarias o no capitalistas que se oponían a una modernización que apuntaba no solo a destruirlas económicamente, sino a arrancar sus raíces sociales y culturales. Los resultados fueron un desplazamiento masivo de la población del campo, pérdida de saberes ancestrales, crecimiento monetario del PIB y formación de cinturones urbanos de desempleo y miseria en la mayoría de países del llamado tercer mundo.

Por esa misma década Konrad Lorenz, quien inicialmente se dedicó al estudio de los animales, en su madurez se interesó por el comportamiento humano y la cultura, ante la destrucción que el hombre hacía del ambiente natural y el círculo vicioso de devastación por la competencia comercial y el rápido crecimiento económico. [33] Con respecto a la cultura y considerando sus perturbaciones a la luz de las enfermedades, lo llevaron a la opinión en que la amenaza principal a la existencia de humanidad era la neurosis colectiva y que los problemas principales con que la humanidad se enfrenta, son los problemas morales y éticos

El evolucionismo ha estado muy entrelazado al determinismo que sustenta la sujeción a leyes exclusivas, eternas e invariables. Sin embargo las ciencias modernas han encontrado crecientes evidencias de la relatividad de las leyes. Así, por ejemplo, una estrella no va a conservar e irradiar energía eternamente. El sol dejará de brillar en 5.000 millones de años y con el desaparecerán las leyes del sistema solar formuladas por Kepler. En un planeta donde no haya ninguna forma de vida, no existen las leyes de la biología.

En años recientes, la teoría evolucionista ha sido cuestionada desde la misma perspectiva biológica. La microbióloga Lynn Margulis planteó en 1981 que la célula que apareció hace 2000 millones de años para convertirse en la base de todas las plantas y animales, no fue el resultado de una mutación genética, sino de una simbiosis. No fue producto de una brutal competencia por la supervivencia del más apto, sino de la cooperación.. Las cianobacterias, expelieron residuos de oxigeno en tal magnitud que provocaron su propio holocausto, obligándolas a aceptar en su interior otros organismos que les permitieran desarrollar su capacidad para sobrevivir usando el oxígeno como fuente energética. [34] Después de analizar otros casos de realimentación simbiótica, entre ellos el cuerpo humano, Margulis “llega a la conclusión de que, aunque nos consideramos seres autónomos, somos –desde el cerebro a los pies- una compilación de microbios eslabonados por cooperación simbiótica. De hecho toda vida es una forma de cooperación, una expresión de la realimentación surgiendo del flujo del caos”

En 1986 Roberth Agros y George Stanciu en su libro “La nueva biología”, cuestionaron que el Darwinismo que aplicó el método reduccionista cartesiano de separar el todo en sus partes, visualizando plantas y animales individuales en competencia por sobrevivir. Estos autores, después de analizar diversas especies animales, llegan a la conclusión de que la mayoría no luchan a muerte con “dientes y garras” , sino que interactúan con el medio ambiente y entre sí, de un modo no competitivo sino cooperativo manteniendo un tamaño natural, definido por unos nichos, unas habilidades, unos territorios, como lo tiene un organismo individual. [35] “La naturaleza sabe que en la lucha, se pierde tiempo, se gastan energías, se arriesgan lesiones innecesarias, y no tiene ningún sentido”. El intelectual ruso Petr Kropotkin escribió “Si preguntamos a la naturaleza quienes somos los más aptos, si los que continuamente guerrean entre sí, o los que se respaldan mutuamente, vemos de inmediato que los animales que adquieren hábitos de socorro mutuo, son indudablemente los más aptos” [36]

La cooperación no es solo entre seres vivos, sino entre estos y lo materiales inertes. El científico Lovelock, al analizar la composición de gases de la tierra, ha postulado que hay un sinfín de mecanismos biológicos que permiten una homeostasis o situación estable de la tierra. Un ejemplo de ello es el plancton, microorganismo oceánico que emite un gas sulfuroso a la atmósfera posibilitando la formación de nubes que reflejan hacia el espacio la luz solar evitando el calentamiento del planeta. El plancton opera así como un termostato para mantener la temperatura terrestre dentro de ciertos niveles.

El científico de sistemas Erich Jantsh, retomando las ideas de Margulis, Lovelock y McClintock, escribió que “La historia de la vida en la tierra expresa la coevolución de macro y microsistemas autoorganizativos en grados cada vez mayores de diferenciación. Aquí vemos una espiral de coevolución donde cambios en pequeña escala crean cambios en gran escala y viceversa.” [37]

Así la hipótesis Gaia, que considera la tierra como un gran ser viviente, va ganando creciente aceptación en el ámbito mundial. Las teorías coevolucionistas o de morfogénesis, han demostrado un mayor poder explicativo y predictivo que la teoría evolucionista, la cual ha venido cediendo terreno, entrando a formar parte de casos particulares en la biología.

De manera que la ideología evolucionista aplicada para justificar la libre competencia generalizada y la sujeción de todas las economías “no desarrolladas” a unos modelos de crecimiento económico considerados como evolucionados, va perdiendo su asidero en el mismo campo de la biología donde se originó. La idea sostenida por Rostow sobre las etapas del crecimiento se vuelve insostenible a la luz de los recursos disponibles, pues si todos los países asumieran el derroche de consumo energético de Estados Unidos, el sistema económico mundial se volvería inviable en un lapso no muy largo de tiempo.

Tenemos que la distribución de los recursos naturales y los ingresos monetarios no es un hecho objetivo o natural, sino que depende de factores subjetivos de carácter social, psicológico e institucional. La producción tal como está concebida encubre el control de la información, la ciencia y la tecnología para la apropiación de materias primas renovables y no renovables, por parte de pocos. Y también la degradación del ambiente con la desertificación de tierras, contaminación de aguas y polución del aire, en aras de una supuesta evolución hacia progreso.

La crisis energética en el inicio de los años setenta fue un primer campanazo de alerta acerca de la sostenibilidad de los sistemas económicos. Llamaron la atención sobre el problema, el “Manifiesto para la supervivencia”, la conferencia de las Naciones Unidas en Estocolmo y el informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento. En este último, realizado en 1971 bajo la dirección del profesor Dennis Meadows, a partir del análisis mundial de cinco variables como son la población, los recursos naturales, el capital, la producción industrial y la contaminación ambiental, expresó el mensaje de crear conciencia a partir del problema central “de la capacidad del planeta en que convivimos para hacer frente, mas allá del año 2000 y bien entrado el siglo XXI, a las necesidades y modos de vida de una población mundial siempre creciente, que utiliza a tasa acelerada los recursos naturales disponibles, causa daños con frecuencia irreparables al medio ambiente y pone en peligro el equilibrio ecológico global – todo ello en aras de la meta del crecimiento económico, que suele identificarse como bienestar” [38]

La intensificación de los conflictos bélicos de los años setenta de los principales Gobiernos de occidente con los árabes, de los ochenta con Irán y de los noventa con Irak en torno al petróleo, es una expresión de la crisis del sistema económico basado en Stocks de recursos no renovable y en general de un sistema de crecimiento mecánico que marginó la economía orgánica-biológica en aras del paradigma industrializante y contaminador.

Hemos visto que el modelo económico clásico y neoclásico prescindieron de los recursos bióticos y abióticos libres y abundantes que no son apropiados y valorados en términos monetarios. En contraposición, los nuevos desarrollos de la biología también ponen en entredicho el concepto de escasez, pues desde la nueva óptica lo útil es más abundante y la vida biológica se nutre de bajos niveles de entropía, de manera que sobre esta base la economía no sería la ciencia de la escasez como la denominan lúgubremente los economistas ortodoxos, sino por el contrario la ciencia de la abundancia.

Dado que los seres vivos no son independientes del medio abiótico, desde una óptica energética, habría que construir un sistema económico que distinga los Stocks renovables sobre la corteza terrestre y los no renovables depositados en la corteza terrestre, de los flujos renovables provenientes de la energía solar, que es la fuente primaria de toda energía sobre la tierra.

En el ámbito de la economía aplicada, el geógrafo colombiano Ernesto Guhl destaca que se está generando una tendencia mundial que plantea la reducción del consumo de materia y energía por unidad de producción, para satisfacer las necesidades de la población de una manera sostenible. Se propone “adelantar un proceso de desmaterialización de la economía con base en mejores diseños, en la investigación y desarrollo de procesos industriales mas eficientes, en términos de consumo de recursos y en el desarrollo de equipos y de bienes de bajo impacto ambiental. Los estudios realizados sobre el tema han utilizado el concepto de Demanda Total de Materiales (DTM) de una economía que se define como el total de flujos de recursos naturales primarios y los flujos indirectos que ellos implican, tanto locales como importados, incluyendo las alteraciones deliberadas del paisaje. La DTM también es una medida de la presión que ejerce la economía sobre el medio ambiente.” [39]

Aunque economía y ecología tienen la misma raíz Oikos que significa casa, en este caso nuestra aldea global, las dos disciplinas han permanecido divorciadas y apenas comienzan a establecer diálogos que pueden ser bastante creativos y productivos. La interrelación de las categorías biológicas, físicas y económicas requieren un enfoque sistémico u holístico que permita establecer la naturaleza heterogénea de sus elementos, sus interacciones no lineales y las características de los procesos que operan no en sistemas cerrados, sino abiertos. El reto es grande porque deben integrarse las concepciones de un sistema económico cerrado, autónomo y equilibrado con un sistema ecológico abierto, dependiente y desequilibrado.

La microbióloga norteamericana Lynn Margulis declara en oposición a la libre competencia, que para sobrevivir a la crisis ecológica y social causada por la codiciosa interferencia, quizá tengamos que iniciar empresas cooperativas drásticamente nuevas. Poco a poco se ha creado una conciencia gradual, en los campos teórico, institucional, empresarial y social para crear sinergias de retroalimentación positiva entre economía y medio ambiente.

Como conclusión, se observa que buena parte de la historia de la humanidad se caracteriza por una concepción orgánico biológica del mundo, la cual comenzó a ser sustituida a finales del siglo XVIII con la irrupción de la revolución industrial y la consolidación del paradigma mecanicista. En este ámbito se consolida la ciencia economía ortodoxa, la cual es reconocida por el establecimiento, al confluir en su interior el desplazamiento de la naturaleza como productora de riqueza, asignando al trabajo y posteriormente al capital una productividad y poder de producir. De lo biológico, se articulan a la economía los conceptos de libre competencia y evolución, los cuales justifican desde una óptica natural procesos sociales de diferenciación y subordinación y procesos de degradación ambiental.

El pensamiento moderno marginó la concepción integral de la naturaleza expuesta por Humbolt, desarrollada en la ecología por Hackel y en sus relaciones con la termodinámica por Podolinski y otros autores. Después de mucho tiempo de ostracismo han vuelto a salir a la luz pública para complementar la nueva biología que está demostrando al mundo la parcialidad de la teoría de Darwin, dejando sin piso los conceptos de competencia y evolución, bases centrales de las escuelas económicas tradicionales y posibilitando la consolidación de nuevas formas económicas a partir de criterios de convivencia y solidaridad.

De lo visto hasta este capítulo se desprende que la economía puede abordarse desde perspectivas mucho más amplias que la de la simple maximización de las utilidades que hizo de la economía una ciencia sombría. Pues ya hemos visto que las ciencias económicas se pueden apreciar desde la óptica de la física, la matemática, la biología y el humanismo con una gran variedad de posibilidades. Se requiere en consecuencia una transformación de las ideas predominantes y un cambio en el enfoque de la investigación económica.


4 Diálogo de la economía con la filosofía
La economía ha estado impregnada por el pensamiento filosófico predominante en cada época. En sus inicios, la filosofía occidental originada en Grecia en los siglos VI y V a.n.e, se centró en el ser cósmico y la comprensión de los átomos y los cuatro elementos agua, tierra, aire y fuego. Con la consolidación de las ciudades griegas en el siglo IV a.n.e, el interés se desplazó con Sócrates del cosmos hacia los problemas humanos. Platón, en su Academia enfatizó que los números por ser universales y acorpóreos proporcionan un conocimiento más certero que los sentidos e ingenió el método hipotético deductivo que distingue análisis y síntesis. Aristóteles en el Liceo formuló la lógica que estudia las formas de razonamiento y realizó una primera clasificación de las ciencias, en matemáticas, física, biología, psicología, historia, economía y crematística, entre otras. La economía tendría la función de proveer y gestionar adecuadamente la riqueza natural y la crematística sería la acumulación de dinero y la opulencia, considerada como un capricho absolutamente vano.

De los siglos III a I a.n.e, la filosofía grecorromana continuó reflexionando en torno al hombre con especial énfasis en los problemas éticos o de filosofía moral. Destacando aquí de importancia para la economía moderna la escuela epicúrea, para quien el mayor bien es el placer y el mayor mal el dolor.

A partir del siglo I y con la extinción de las economías urbanas, surge la edad media con predominio de las actividades rurales, la disolución del antropocentrismo y el retorno a una cosmovisión con vínculos monoteístas. Fue la filosofía escolástica predominante durante quince siglos, la cual en el terreno económico, fundamentó el justo precio para prevenir la reventa, el acaparamiento y el monopolio privado y condenó el enriquecimiento mediante el cobro de intereses por el dinero prestado, especialmente con el Tomismo, que finalmente cedió ante el avance del mercantilismo al final del feudalismo.

En el renacimiento, con el resurgir de las ciudades y la aparición de nuevos instrumentos, comienza el cuestionamiento de las nociones del cosmos geocentrista con Copérnico y Galilei y la filosofía concentra nuevamente su atención sobre el hombre. En medio del conflicto teológico, se rechaza el mundo celeste de Aristóteles y resurge el espíritu de la razón promulgado por Sócrates, el método cuantitivista de Platón y la moral epicúrea de preferir el placer y huir al dolor.

También se acentuó el proceso en el que la moral se independizó de la política, siendo Maquiavelo el principal exponente de una forma de pensamiento en donde el fin justifica los medios, apoyando abiertamente la intriga y la violencia, que se movía en todas las cortes de Europa, en la lucha por el derrocamiento de la aristocracia y la rapiña por el dominio de otras regiones del planeta. En Inglaterra, el rey Fernando VII declaró en Asamblea realizada en 1534 la iglesia anglicana independiente del pontificado de Roma, iniciando así la ruptura política que sentaría las bases para nuevas ideologías.

A la par que se atacó el poder de la iglesia Romana, también se cuestionaron los principios morales del precio justo y el cobro indebido de intereses, imponiéndose la idea del lucro y la libertad de precios como algo natural y la crematística como la nueva forma de acuñar dinero y grandes fortunas, antaño cuestionada por las escuelas filosóficas, como algo opuesto a la naturaleza y a la economía.

En este contexto, se originó la escuela mercantilista que buscaba la acumulación de oro y plata mediante una balanza comercial favorable. Esta concepción desembocó en “la pugna furibunda por los mercados, la pugna despiadada por el comercio de uno y otro país, la lucha por aumentar el número de colonias y todo esto sumió a las potencias en guerras. En 1690 el arzobispo de Canterbury afirmó: “En todas las disputas y luchas sucedidas en los últimos años, he podido hallar que pese a las intenciones buenas y espirituales, su finalidad última y verdadera fue el oro, la grandeza y la gloria secular” [40]

En Francia, siguiendo la línea de Platón de desconfiar de los sentidos, se desarrolló la corriente racionalista con la publicación del discurso del método de Descartes en 1637, las obras de Spinoza en Holanda y la idea del progreso de Leibniz en Alemania. Leibniz postuló los conceptos de necesidad metafísica o absoluta que es por si misma, la necesidad lógica, matemática o geométrica que implica contradicción, la necesidad física o hipotética con una cadena de causa y efecto y la necesidad moral o teleológica, derivada de los fines establecidos. Y por su parte René Descartes planteó la metodología de la duda metódica, a partir de un punto cero, dividir el problema en sus partes y luego las sumarlas, la cual fué incorporada por las diversas ciencias, entre ellas las escuelas económicas. [41]

En Inglaterra Francis Bacon en 1620, originó la corriente empírista que se apartó de la teología Platónica y de la lógica Aristotélica, planteando una nueva filosofía a través del experimento y el razonamiento inductivo. En su opinión, la necesidad surge de la impresión de la naturaleza en la mente. La realidad imprimiría formas cuantitativas expresadas en razones y relaciones y formas cualitativas de color, olor, sonido, sabor, captadas por los sentidos. En 1686 Newton marcó el punto culminante de esta metodología con una de las teorías más poderosas que ha producido la ciencia, hasta el punto en que en la época se pensó que había llegado a descifrar las leyes últimas de Dios, probándolas a partir de los hechos.

En esta línea, surgieron en la época de la ilustración los empiristas ingleses, entre ellos David Hume, para quien las impresiones influyen en los sentidos y estos a su vez en las ideas de la conciencia, correspondiendo a los sentimientos y no la razón, decidir lo que se dice y hace, diferenciando el “ser” y el “deber ser”. Fue amigo de Smith y en el terreno económico criticó a los terratenientes y el mercantilismo que se oponían con medidas proteccionistas al libre equilibrio de la balanza de pagos.

En 1759 Adam Smith en su “Teoría de los sentimientos morales” analizando los determinantes de la conducta de los hombres afirmó que las acciones de aprobación o condena no obedecen a las leyes ni tampoco a la razón, sino a la conciencia moral que dicta lo que es bueno y distingue lo que es malo. Llegando a la conclusión de que la organización social es el resultado de acciones humanas independientes, de manera que en la economía, aunque las acciones individuales sean movidas por el interés propio, se llega al equilibrio del mercado gracias a una “mano invisible”. John Locke en 1760, ratificó a Petty y a Smith al afirmar que el trabajo es el de da a la tierra la mayor parte del valor y contribuyó a afianzar la idea del oro y la plata como parte sustancial de la riqueza frente los bienes permutables.

Simultáneamente va operando un proceso de división social y técnica del trabajo, donde los oficios agropecuarios y artesanales se van separando unos de otros, generando nuevos sectores económicos y al interior de las empresas se va organizando especializaciones por actividades. De igual forma, las ciencias clasificadas por Aristóteles, se van separando unas de otras, estimuladas por la metodología parcelaria de dividir el todo en las partes, surgiendo así nuevas ramas y disciplinas científicas.

En la segunda mitad del siglo XVIII el filósofo Immanuel Kant, fundador del idealismo alemán, recibe la influencia leibniziana, newtoniana y empirista, separando el conocimiento racional, de la moral y de la religión. Así se profundiza también la separación de la moral y la economía. De otra parte trató de conciliar el empirismo inductivo que lleva a proposiciones sintéticas y el racionalismo deductivo a priori que conduce a proposiciones analíticas, llegando a establecer el carácter absoluto y universal de las categorías a priori de espacio, fuerza, sustancia y tiempo, en las que también se fundamenta la economía.

Así, en esta etapa de la historia, la ciencia económica se nutre de dos vertientes antropocentristas: De una parte, la fisiocracia francesa, en donde el individuo es libre atendiendo a su razón, a partir de la cual proclama del ‘Laissez Faire’ (Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va libre). De otra parte, en gran Bretaña la escuela clásica, donde no es la razón o la voluntad del individuo, sino la espontaneidad natural de una mano invisible la que dirige las fuerzas del mercado. Estas vertientes confluyen políticamente en el liberalismo caracterizado por la propiedad individual, la libre iniciativa, el ánimo de lucro, la libertad de precios, la libre competencia de los mercados y de las leyes económicas, supuestamente naturales.

Con las revoluciones modernas, al atacar la moral religiosa, se atacó también la ética que no concordara con esta forma de pensar, relegando a un plano secundario el sistema axiológico de los valores de la honestidad, la justicia, la solidaridad y la responsabilidad, que se erigían como obstáculos para la libre acumulación, otorgando así pasaporte a todas las formas de enriquecimiento individual. Se dio vía libre a los préstamos con intereses y se fueron consolidando los intermediarios que constituyeron el nuevo sector bancario el cual se fue apoderando inicialmente de los capitales locales, luego de Europa y posteriormente de otros países del mundo colonial. [42]

Durante este periodo de la “Ilustración” inglesa, se acentuó la incomunicación entre las ciencias llegando cada una a visiones reducidas a su campo de visión y acción, fraccionándose el cuerpo del conocimiento científico, en diversos organismos, tejidos y células, independientes entre sí.

En medio de la influencia filosófica hedonista y utilitarista encaminada a la consecución de bienes, se desarrollaron contracorrientes filosóficas de ética axiológica, orientadas a la realización de valores, planteando concepciones y vías alternativas. Tal es el caso del inglés John Ruskin quien en su obra “La economía política del arte” escrita en 1857 cuestionó el espíritu mercantil de la época y aportó interesantes teorías sobre la naturaleza, la sociedad y el arte. También los socialistas que cuestionaron la competencia individualista y plantearon otras vías como Fourier y Owen con las cooperativas agrícolas, Saint Simón que propugnaba por un Estado dirigido por hombres de ciencia y Marx y Engels, fundadores del comunismo quienes enjuiciaron desde una perspectiva materialista filosófica y sociológica el origen y evolución del sistema capitalista y sus implicaciones negativas sobre la mayoría de la población, retomando el postulado de que el fin justifica los medios, para derrocar el sistema.[43] De otra parte la corriente de Bakunin, que planteaba no solo sociedades sin clases, sino sociedades sin Estado.

En los años setenta del siglo diecinueve se desató una crisis económica generalizada como consecuencia de la evolución misma de la filosofía liberal que llevó a la concentración en monopolios y en contraposición la adopción de mecanismos proteccionistas y la intervención del Estado, cayendo en desuso los paradigmas fisiócratas y clásicos. Estos hechos y los ataques de los socialistas, originaron la escuela neoclásica, que tratan de superar las anomalías de la escuela clásica, las críticas políticas de la época y atendia a los deseos concientes o inconcientes de cero monopolios.

La escuela neoclásica se nutrió de la corriente filosófica positivista promulgada por su fundador el francés Auguste Comte en 1826, quien fundamenta el conocimiento en los hechos, fenómenos y sus relaciones a partir de la experiencia, rechaza del conocimiento a priori, la intuición y lo metafísico y renuncia a la explicación del qué, del por qué y del para qué de las cosas, interesándose únicamente en el cómo. Los neoclásicos también se fundamentaron en los ingleses James Mill y Bentham quienes en 1823 aplicaron el principio de la utilidad en la economía, según la filosofía epicúrea de la búsqueda de la máxima satisfacción y la minimización el dolor.

Siguiendo en esta línea de Bentham, el economista alemán Hermann Gossen postuló en 1854 las dos leyes de la saturación de las necesidades, la primera la ley de la prolongación, la cual plantea que cuando una necesidad se satisface de forma continua al llegar a cierto punto decrece hasta llegar a cero y la segunda ley de la repetición, la cual afirma que cuando una sensación agradable se repite, el grado de intensidad del placer y su duración disminuyen, tanto más rápido cuanto más se repiten. [44]

La escuela económica marginalista, retomó la primera ley de Gossen y también partió de las intuiciones a priori de Kant, considerando que los valores morales no entran en el núcleo de la teoría pura, la cual presenta una independencia entre el observador y lo observado, al igual que la matemática y la física clásica. Con estos fundamentos filosóficos, el paradigma neoclásico planteó el andamiaje conceptual de las leyes del intercambio sustentadas en la mecánica de la utilidad y el interés propio, a semejanza de las fuerzas virtuales que regulan el equilibrio de una palanca en la física.

Debe anotarse que Cournot, el padre de la economía matemática, había manifestado sus dudas sobre la posibilidad de expresar la función de la demanda en una fórmula algebraica, por cuanto en aquella influían no solo el precio, sino muchas causas como su naturaleza, la utilidad del bien, la satisfacción que procura, las costumbres de cada pueblo y la riqueza media entre otras. En carta dirigida a Walras le comentó con extraordinaria visión prospectiva: “Mucho me temo que tus curvas de utilidad te lleven solo a un puro laissez faire, es decir, en la economía interior a una tierra despojada de sus bosques y en la economía internacional a la subyugación de los pueblos corrientes por uno privilegiado, siguiendo la teoría de Darwin” [45]

A las controversias internas se sumaron en los albores del siglo XX, los cuestionamientos externos de la física cuántica y la geometría no euclidiana que desmintieron la validez de los conceptos y construcciones de las escuelas económicas, abriendo nuevos caminos a variadas interpretaciones. En 1912, el filósofo Bertrand Rusell describió esta situación en los siguientes términos: “Parecía antes que la experiencia ofrecia a la lógica solo una clase de espacio, y la lógica mostraba que esa clase de espacio era imposible. Ahora, la lógica presenta varias clases de espacios como posibles, independientemente de la experiencia, y la experiencia decide solo parcialmente sobre ellos. Así, mientras que nuestro conocimiento de lo que es, se ha hecho menor de lo que se había supuesto, nuestro conocimiento de lo que puede ser ha aumentado enormemente. En lugar de hallarnos encerrados entre estrechos muros, de los cuales podían ser explorados todos los rincones y todas las grietas, nos hallamos en un mundo abierto, de libres posibilidades, en el cual queda mucho desconocido porque hay mucho por conocer” [46]
En 1926 el campo de los posibles se amplió con el físico alemán Werner Heisemberg, quien al tratar de establecer la posición de una partícula veía que esta se desplazaba al iluminarla; observación que lo llevó a formular el famoso principio de la incertidumbre, el cual afirma que “si medimos de forma precisa la posición de una partícula, tanto más imprecisa es la medida de su movimiento y recíprocamente”. Dado que las perturbaciones del sistema no se pueden reducir a cero, no son despreciables y no existen certezas absolutas, sino solo probabilidades relativas, de manera que no es posible la previsión rigurosa de un fenómeno futuro a partir de un fenómeno actual. [47]. No hay un resultado único, sino una abanico de probables resultados.
En el congreso de física en Bruselas, Einstein, quien también contribuyó a la física cuántica, se opuso a este principio del azar, con su celebre frase “Dios no juega a los dados”. Este principio de la incertidumbre, que aún no ha sido plenamente comprendido y asimilado en la mayoría de las ciencias, asestó un duro golpe a las concepciones causales, lineales y determinísticas clásicas, entre las que se incluyen la física newtoniana, el darwinismo y el determinismo de Laplace. Y también cuestionó seriamente la filosofía y los métodos utilizados por las ciencias clásicas al establecer que no existe una separación artificiosa de objeto y sujeto, sino que son un todo único interrelacionado.

Heisemberg refiriéndose a Kant planteó que “su concepto central de ‘juicios sintéticos a priori’ ha sido completamente destruido por los descubrimientos de nuestro siglo. La teoría de la relatividad ha cambiado nuestra visión del espacio y el tiempo, ha revelado, de hecho, características enteramente nuevas de las que nada contenían las formas a priori de intuición pura de Kant. La ley de causalidad no se aplica ya en la mecánica cuántica y la ley de conservación de la materia no es ya verdad para las partículas elementales”. [48]

Al no existir una separación entre objeto y observador, la objetividad del científico desaparece y por ende la pretendida neutralidad de la ciencia ‘exenta’ de juicios de valor, quedando así cuestionados los núcleos de todas las ciencias, incluyendo los paradigmas económicos tradicionales.

De igual forma Heisemberg planteó que todas las decisiones comportan un elemento de irracionalidad ante la carencia de datos, por lo que estaremos obligados a actuar con información insuficiente. De manera que los a priori neoclásicos de completa información y decisiones racionales de los consumidores pierden su estatuto de objetividad.

Durante varios siglos la ciencia significó conocimiento que se ponía a prueba por el poder del razonamiento o por la evidencia de los sentidos. En la era contemporánea se dio un giro en que los intelectualistas clásicos fueron derrotados por la geometría no euclidiana y por la física no newtoniana y los empiristas también por la imposibilidad lógica de establecer una base empírica, dado que los hechos no pueden probar proposiciones, a lo que se agrega la dificultad de una lógica inductiva infalible. En opinión del filósofo Imres Lakatos, “Los filósofos tardaron en reconocer esto por razones obvias. Los justificacionistas clásicos temían que una vez aceptado que la ciencia teórica no puede ser probada, también tendrían que concluir que constituye sofismas e ilusiones; un fraude deshonesto” [49] Frente a esta encrucijada surgió el probabilismo o neojustificacionismo.

J.M. Keynes publicó “Un tratado sobre la probabilidad”, creando con los filósofos de Cambridge Johnson y Broad la lógica inductiva probabilística que postuló, de acuerdo al axioma del cálculo de probabilidades, que es posible asignar a cualquier par de proposiciones un grado de confirmación que caracteriza el respaldo empírico que la segunda proposición confiere a la primera. Sobre esta base construyó una teoría, que entrelaza lo real a lo posible, mediante la definición de una función de distribución que permite calcular funciones de confirmación.[50] La probabilidad de una teoría, supuesta cierta evidencia, solo puede depender de la teoría y de la evidencia y no del hecho de que la evidencia se obtuviera antes o después de la teoría. Las teorías, ya no tendrían solo dos opciones de probada o rechazada, sino varios grados de probabilidad diferente con relación a la evidencia empírica disponible.

De otra parte, en el ámbito económico Keynes lejos de romper con la concepción crematística, en materia de ética y la estética reiteró que “por lo menos durante los próximos cien años, debemos simular ante nosotros mismos y ante cada uno, que lo bello es sucio y lo sucio es bello, porque lo sucio es útil y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la precaución deben ser nuestros dioses por un tiempo más todavía. Porque solo ellos pueden guiarnos fuera del túnel de la necesidad económica a la claridad del día” [51]

De esta forma la civilización occidental es conducida indicando que solo hay un camino a través del estrecho túnel de la codicia, cerrando el acceso a otras formas de desarrollo económico que incluyeran un sistema de valores éticos y estéticos. El psicólogo suizo Carl Jung, fue uno de los primeros científicos en develar, en el mismo periodo, como este proceso se fue internalizando alquímicamente en el inconsciente colectivo mediante símbolos y mitos, expresión de las experiencias humanas colectivas. El exceso de racionalización y los mitos modernos, fueron desencadenado neurosis en el interior más profundo de las personas, por la separación de las tres esferas de la conciencia, el inconsciente individual y el inconsciente colectivo, impidiendo la plena realización personal.
Esta neurosis colectiva es agravada por el proceso reduccionista de la concepción de las necesidades. Si bien es cierto, en ese periodo, el filósofo Nicolai Hartmann, distinguió, en sentido ontológico, cuatro categorías: la necesidad lógica, que tiene la forma del «si-entonces», la necesidad esencial que se refiere al dominio del ser ideal, la necesidad cognoscitiva, que depende de la lógica y en cuarto lugar la necesidad real, identificada con la física causal. En el caso de la teoría económica ortodoxa, el espacio de las necesidades se fue reduciendo únicamente a lo real, asociandolas con los objetos de alimentos, vivienda, vestuario u otros.

Ls otras necesidades fueron marginadas restringiendo la actuación de la ciencia económica convencional y sus puentes en el campo epistemológico. Así por ejemplo el filósofo austriaco Karl Popper en 1934, demostró que una teoría puede ser científica si no cuenta con una evidencia favorable o puede ser pseudocientífica aunque toda la evidencia científica sea favorable. De manera que el carácter científico de una teoría no depende de los hechos y, en condiciones generales, todas las teorías tienen probabilidad matemática igual a cero, sea cual sea la evidencia.[52] , con lo cual debatió la lógica inductiva probabilistica de Keynes, tema que poco se ha tratado.

Para Popper la ciencia es ‘revolución permanente’ y la crítica o falsación es el criterio de demarcación de la actividad científica. El cambio científico es racional y pertenece al dominio de la lógica de la investigación.. Se debe ser implacable en la eliminación de errores y audaz en las conjeturas. La honestidad intelectual no consiste en probar la posición propia, sino en establecer las condiciones en que se está dispuesto a abandonar el compromiso con la propia posición.

Estos planteamientos se deben en parte al desarrollo de la física contemporánea y particular de la teoría de la relatividad, que contribuyó al desarrollo del pensamiento filósofico y también a una nueva concepción del universo en la cultura postmoderna. “Las derivaciones de esta nueva concepción fueron interpretadas por Ortega y Gassett en 1947, de una forma muy precisa, al considerar que la relatividad proponía una justificación de la ‘multiplicidad armónica de todos los puntos de vista’, así como el respeto de las culturas no europeas en tanto que ‘estilos de enfrentamiento con el cosmos equivalentes al nuestro’” [53] Se reivindican así los caminos de un mundo multipolar, en donde toda la diversidad de formas culturales y económicas tienen igual derecho a existir, sin que por ello se le condene por atrasadas, retrógradas o ‘resistentes al cambio’.

En 1960, el filósofo norteamericano Tomas Khun, se identificó con Popper en que la ciencia no crece mediante la acumulación de verdades eternas, pero se distanció al plantear que la transición de la crítica a un logro, señala el progreso de la ciencia y el compromiso con una comunidad científica. En palabras de Kuhn el término paradigma, creado por él, debe entenderse en dos sentidos distintos, uno sociológico y otro filosófico: “Por una parte, significa toda la constelación de creencias, valores, tecnicas, etc que comparte una comunidad dada. Por otra parte, contempla una especie de elemento de tal constelación, las concretas soluciones de problemas, que empleadas como modelos o ejemplos, pueden reemplazar reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la ciencia normal”. [54] El cambio científico de un paradigma a otro no estaría gobernado por reglas racionales y entraría en el campo de la sicología social de la investigación.

Para el filósofo Imre Lakatos, el conflicto entre Popper y Kuhn no solo se refiere a un tema epistemológico de orden técnico, sino que afecta nuestros valores intelectuales y tiene implicaciones no solo en la física, sino también en las ciencias sociales e incluso en la filosofía moral y en la política[55] . En su opinión, lo que sucede es que los programas de investigación progresivos sustituyen a los regresivos. Para Lakatos “La unidad descriptiva típica de los grandes logros científicos no es una hipótesis aislada sino más bien un programa de investigación. La ciencia no es solo ensayos y errores, una serie de conjeturas y refutaciones.” Las conjeturas o leyes constituyen el ‘núcleo firme’ del programa, el cual está protegido contra las refutaciones por un gran ‘cinturón protector’ de hipótesis auxiliares y tiene también una heurística que es una poderosa máquina para la solución de problemas, que con ayuda de técnicas sofisticadas asimila las anomalías e incluso las convierte en evidencia positiva. [56]

A la luz de estos planteamientos, vemos que las ciencias económicas desarrollaron los programas de investigación fisiocrático, clásico, neoclásico y keynesiano, con un núcleo firme fundamentado en categorías similares de producción, riqueza, escasez, utilidad, de donde se derivaron la oferta, demanda y demas conceptos utilizados en la economía, bajo una supuesta objetividad, al existir una independencia del observador respecto al objeto observado.

Con relación a este aspecto del sujeto y objeto, el epistemólogo T. Kuhn analizando los procesos neurales que ocurren entre la recepción de un estímulo y la conciencia de una sensación, planteó que pueden ocurrir tres situaciones heterogéneas: Una, diferentes estímulos pueden producir una misma sensación; dos, a la inversa, un mismo estimulo puede producir distintas sensaciones. Y tres, el camino del estímulo a la sensación está condicionado por la educación. De manera que dos grupos científicos cuyos miembros tienen sensaciones distintas, al recibir los mismos estímulos, en cierto sentido viven en mundos diferentes. Verbigracia economistas y físicos. Para que un grupo vea lo mismo, debe haber compartido educación, idioma, experiencia y cultura, aunque también puede ocurrir que un grupo conciba una visión similar, independientemente de la aplicación de normas y reglas. Por ejemplo la percepción de una crisis económica. De manera que nuestro aparato neural no está programado de la misma manera en la interpretación como en la percepción. [57] “La interpretación empieza, donde la percepción termina. La percepción deja que la interpretación complete”

En el marco de los cuestionamientos epistemológicos a la ciencia tradicional y al burocratismo e intervencionismo estatal, que no atendía adecuadamente las demandas ciudadanas, en los años setenta tomó fuerza la escuela económica neoliberal. Friedman expuso su teoría dividiendo la economía en dos, una la ‘economía positiva’ que se ocupa del ser, con un cuerpo de hipótesis y métodos de razonamiento y otra la ‘economía normativa’ que se ocupa del deber ser, con un sistema de reglas para conseguir un fin. Basándose en los problemas que existen entre el observador y el objeto observado, la medición y los fenómenos que son medidos y el teorema de Gödel, argumenta que en la economía positiva no es pertinente preguntarse por el realismo de los supuestos, pues ellos son aproximaciones a la realidad.[58] Entonces la pregunta solo puede contestarse si la teoría permite predicciones suficientemente exactas. De manera que pueden existir desacuerdos en las bases, pero ello no necesariamente implica que ocurra lo mismo en la economía normativa.

La aparente innovación de Friedman, no superó en dos siglos a Smith, que separó la conciencia moral como algo independiente del mercado y de Walras que también escindió la economía pura exenta de valores morales, de la producción guiada por el interés de las personas. La ética y la metafísica continuaron ignoradas por el positivismo en las ciencias, siendo suplantadas por la magia de la mano invisible del mercado, mano que más bien pareciera un pié. [59]

Estaríamos en presencia de una economía que tiene una parte racional independiente de juicios de valor y otra sometida a los prejuicios y pasiones, las cuales son independientes entre sí. El núcleo teórico supuestamente no estaría influenciado por el egoísmo, la codicia y la avaricia promulgados por Smith y Keynes. Algo así como una economía con un cerebro en donde el hemisferio derecho racional no estaría interconectado con el hemisferio izquierdo emocional.

El fundamento de Friedman contradice las sólidas argumentaciones sustentadas por los epistemólogos modernos Kuhn, Lakatos, Popper y Feyerabend, quienes al contrario sostienen que los núcleos de todas las teorías científicas, al igual que los icebergs, “se mantienen sobre una parte enorme de ideología sumergida” [60] La moderna filosofía de la ciencia ha develado que no existen hechos objetivos y además de las ideas, las pasiones, las intuiciones y la imaginación conducen a la humanidad. La ciencia ya no es inocente, ha perdido su castidad. Alfed Nobel padeció con tristeza las consecuencias de su invención, la dinamita, pero tal vez el hecho que más contribuyó a desmitificar la neutralidad de las ciencias y su ligazón a las exigencias de los gobiernos poderosos, fue el terrible impacto de la bomba atómica. Ante esta abominación, Einstein, luchó enérgicamente contra la carrera armamentista y a favor del uso de la ciencia al servicio de toda la humanidad y no de intereses particulares. “La energía atómica desencadenada – afirmó- lo ha cambiado todo, menos nuestro modo de pensar... la solución a este problema está en el corazón de los hombres” [61]

¿Cual ha sido el Leitbild o la imagen que ha guiado al mundo occidental moderno, a las ciencias y en particular a la economía ? En opinión de F Schumacher “Todos los temas, no importa lo especializados que sean, están conectados con un centro, son como rayos emanando del sol. El centro está constituido por nuestras convicciones más básicas, por esas ideas que realmente nos empujan hacia delante. En otras palabras, el centro consiste en la ética y la metafísica, en ideas que (nos guste o no) trascienden el mundo de los hechos y no pueden ser probadas o rechazadas por un método científico ordinario” [62]

Teniendo presente que el factor fundamental de todo desarrollo económico proviene de la mente de las personas, una labor de auto análisis de la ciencia, nos ha develado cuales han sido los prejuicios aparentemente universales que obran maquinalmente en el inconsciente colectivo.

Creo haber evidenciado que en la era moderna se fueron imponiendo como algo normal en la sociedad una serie de presunciones transmitidas de generación en generación, que definen la forma como pensamos y como nos comportamos: El antropocentrismo al considerar que el hombre está en la escala superior siendo el rey de la naturaleza. El evolucionismo, ligado al anterior, que además de considerar la superioridad del hombre, le concede licencia a unos para matar las otras especies y en la libre competencia, sujetar y explotar al hombre mismo.

Tampoco ha escapado a nuestra percepción el mecanicismo, que asume el sistema económico monetario, al igual que la naturaleza y el universo, como una gran máquina a la cual la humanidad debe sujetarse y sincronizar sus propios relojes. Intuimos el determinismo que complementa la anterior idea, al plantear que el mundo y el mercado están regido por unas leyes unidireccionales e invariables, a las cuales debe someterse las personas en aras del progreso y el desarrollo económico. Simultáneamente hemos vislumbrado que al profundizarse la división social del trabajo, se configuró una visión reduccionista de la ciencia, el mundo y del conocimiento científico en diversas especializaciones, vendiéndonos estas concepciones como si fueran la única verdad universal, en aras de un supuesto racionalismo que imponía la razón sobre los sentimientos y pasiones.

Todos los anteriores ismos fundamentaron una concepción crematística, según la cual el egoísmo en la búsqueda de la ganancia individual, daría lugar supuestamente a una ganancia y bienestar general. De aquí a las prácticas fraudulentas y la corrupción es posible que haya un solo paso. El filósofo norteamericano Bertand Rusell al respecto planteó: “El egoísmo, en la especulación filosófica, como en todas partes, considera el mundo como un medio para sus propios fines, así cuida menos del mundo que del Yo, y el Yo pone límites a la grandeza de sus propios bienes.” [63]

La concepción egoísta y crematística ha calado tan profundo, que ha envuelto también a los dirigentes de economías socialistas burocratizadas y, en los países del tercer mundo, a los líderes opositores que manifiestan ser los más radicales, pero en la práctica se apropian por diversos medios de tierras, bienes y dinero, desplazando a los que dicen defender y pareciéndose cada día más a los que pretenden atacar.

Durante cuatro siglos, al parecer se nos ha vendido con una etiqueta de economía un producto cuyo contenido en gran parte no corresponde, por tratarse de ingredientes de crematística, para satisfacer ganancias y fortunas particulares. La falsa ecuación que se ha impuesto en el mundo contemporáneo es: Economía = Ganancia. Si los postulados económicos construidos por mercantilistas, clásicos, neoclásicos, keynesianos y monetaristas son movidos en gran medida por el motor de la codicia, es posible que estemos denominando equivocadamente economía a algo que no lo es. Intelectuales con diversos enfoques, al no comprender lo que ha ocurrido, han llegado a asumir que la economía en ‘general’ es nociva para la cultura , las artes y el desarrollo humanístico.

¿ Cuáles han sido las consecuencias de los mitos instaurados por la modernidad?
Los resultados han sido la transformación de un gran volumen de recursos en bienes agrícolas e industriales y la expansión de servicios a niveles insospechados. A finales del siglo XX irrumpieron grandes cambios tecnológicos que han deslumbrado, como son la informática en los años ochenta y las telecomunicaciones en los años noventa, los cuales fueron posibles por el avance de las ciencias y en particular de la física cuántica.

Simultáneamente, se ha forjado un modelo concentrador de fortunas, ciencia y tecnología en pocos monopolios, mediante la apropiación por diversas vías de riquezas naturales y saberes de los países de la periferia. A la par se ha generado la uniformización de las economías del mundo y varios procesos vandálicos de degradación social, desarraigo de culturas y contaminación de los recursos ambientales en amplias zonas del planeta.. [64]

En el preludio del siglo XXI las Naciones Unidas revelan que 1.200 millones de seres humanos están sometidos a las condiciones deshumanizadoras de la pobreza extrema, cien millones de habitantes viven en tugurios, en donde campea la mortalidad materna e infantil. Ciento trece millones de niños no van a la escuela y dos tercios de los analfabetos del mundo son mujeres y el 80% de los desplazados y refugiados son mujeres y niños.

En materia ambiental, se ha diluido el disfrute de ciudades libres de ruidos, congestión vehicular y polución del aire. Al analizar los costos del desarrollo, el economista inglés E. J. Mishan constataba en 1969 que “Otros rasgos desagradables, la mayoría de los cuales son el resultado de la amplia visión de la empresa privada o de la miopía de las autoridades municipales son: la plaga del desarrollo de posguerra, la erosión del campo, la polución de la atmósfera y de los ríos mediante los desperdicios químicos, la acumulación de petróleo en las aguas de nuestras costas, el envenenamiento de nuestras playas por las aguas residuales, la destrucción de la vida silvestre por el uso indiscriminado de insecticidas, el cambio del sistema de cría de animales en el campo, el sistema de granjas industriales, y lo que resulta evidente para todo quien tenga ojos para ver, la irreflexiva destrucción de una rica herencia de bellezas naturales, una herencia que no podrá restaurarse en vida de nuestra generación” [65] El rey Midas son su mano crematística está acabado todo lo útil que nos rodea. La producción se transfigura en destrucción.

Luis Eduardo Mora, Presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales plantea que “Es fundamental abandonar la tendencia a imponer únicamente el criterio de lucro para determinar cuando la extinción de un recurso es económicamente racional. Si tal racionalidad se fundamenta en puntos de vista exclusivos de la ética utilitaria, esta visión puede, a la postre, conducir al agotamiento y aún a la extinción de un recurso de gran potencialidad económica por el afán de obtener mayores ganancias en el plazo más corto posible. ” [66]

En la medida en que se extienden los sistemas mecanizados, van apropiándose del tiempo de las personas, que podrían dedicar a las relaciones familiares, sociales o la recreación, el desarrollo de la cultura y el disfrute de las siete artes. Las formas de consumo masivo han entrado en contradicción con la finalidad de satisfacer necesidades humanas, al encubrir con vallas y mensajes propagandísticos las carencias de los bienes y servicios ofrecidos. Al publicitar en los medios masivos de información productos que no se pueden comprar o que una vez adquiridos no cumplen con las expectativas planteadas, surge la desilusión, la angustia y la ansiedad. El Ser deja de ser importante y el ‘tener’ se convierte en un objetivo en sí mismo. Así, los bienes se convierten en males. En la sociedad mediática la persona no vale tanto por lo que es, sino por el logo o la marca que lleva puesta, convirtiéndose en valla móvil que propagandea gratuitamente los productos.

Esta forma de crecimiento ha producido en el mundo moderno un encuentro con la nada y la desesperación evidenciado en la filosofía existencialista y en la literatura subterranea, que expresan el stress, la neurosis colectiva, la drogadicción y la soledad en medio de la multitud. Es la carga de veneno heredada entre generaciones. En medio de este panorama sombrío, varias mentes y voces en el mundo están demostrando que existen diversos caminos para salir de este túnel sombrío.

E.F Schumacher plantea que “Nosotros estamos confundidos en lo que respecta a la naturaleza de nuestras convicciones. Las grandes ideas del siglo XIX pueden llenar nuestras mentes de una u otra manera, pero nuestros corazones no creen en ellas de todas formas. La mente y el corazón están en guerra el uno con el otro, y, no como se asegura, comúnmente, la razón y la fe. Nuestra mente se ha visto obnubilada por una fe extraordinaria, ciega e irrazonable en una serie de ideas fantásticas y destructoras de la vida, heredadas del siglo XIX. La tarea más importante de nuestra razón es recobrar una fe más veraz que esa” [67].

El economista chileno Manfred Max Neef, seguidor de Schumacher, estudiando la crisis originada por el fracaso de los modelos desarrollistas propone un esfuerzo por integrar líneas de reflexión, de investigación y de acción, como un aporte sustancial para la construcción de un nuevo paradigma, basado en la gente como sujeto y no como objeto del desarrollo. Max-Neef define la necesidad no solo como carencia, sino también como potencialidad y construye una matriz básica con diez necesidades básicas conectadas axiológicamente con cuatro categorías de satisfacción de necesidades. Las diez necesidades fundamentales son: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad y trascendencia y las cuatro categorías correspondientes al nivel de las satisfacciones son: ser, tener, hacer e interacción.[68] Los satisfactores son las formas para realizar las necesidades y los clasifica en singulares, sinérgicos, inhibidores, violadores y seudosatisfactores.

En resumen, tenemos que las ciencias y con ellas la economía no están exentas de presupuestos metafísicos y del contexto histórico y cultural en que se desenvuelven. La filosofía surge en la antigüedad politeísta alrededor de reflexiones sobre el orden y el caos del cosmos y la naturaleza. A partir del siglo V a.n.e, se consolidan las ciudades y la filosofía se concentra en los problemas ontológicos del hombre, los conocimientos a través de la epistemología y las normas de comportamiento en la ética. Después del año I de n.e, las antiguas polis se extinguen y la filosofía nuevamente se expande hacia la “gran cadena del ser”, con una concepción monoteísta en la que se condena el afán de lucro individual.

Con el renacimiento y la aparición de Burgos, se presenta una nueva contracción de la filosofía alrededor de los temas el individuo, con especial énfasis en la epistemología, la psicología y la moral. Desde el punto de vista epistemológico, se desarrollaron dos grandes corrientes, las pasivas, lideradas por el empirismo, que consideran que el conocimiento es el estampado de la naturaleza en una mente rasa, y las corrientes activas, con el racionalismo a la cabeza, que leen el libro de la naturaleza con la actividad mental. Se da un proceso de coagulación en donde se separan la religión de la política, la moral de la política, el conocimiento racional de la moral y la economía de la moral. Con la revolución industrial y la revolución francesa, se extendió la división social del trabajo y de las ciencias y la idea del liberalismo económico que promueve la libertad individual, da vía libre a la codicia y la libertad de los mercados. Las especializaciones de las ciencias afianzaron las concepciones antropocentristas, evolucionistas, mecanicistas, deterministas y reduccionistas, vendiéndose como si fueran verdades universales.

Los efectos de estas concepciones han generado degradación social, económica, ambiental y cultural a escala planetaria. A finales del siglo veinte, se están cuestionando y abandonando estas ideas, a la par que las megápolis han dejado de crecer y se acentúan los procesos de descentralización. En esta nueva era, se están abriendo varios caminos para la expansión de la filosofía hacia la naturaleza y la cosmología, con una visión organicista, multilineal y compleja, en donde las ciencias y entre ellas la economía deberán adecuarse al marco de nuevas relaciones de cooperación, para la consecución de un desarrollo humano y ambiental sostenible.

Bertrand Rusell analizando los problemas filosóficos concluye: “Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía, la filosofía no debe ser estudiada por las respuestas concretas a los problemas que plantée, puesto que por lo general ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera; sino más bien por el valor de los problemas mismos, porque estos problemas amplian nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero ante todo, por la grandeza del universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez más grande y llega a ser capaz de la unión con el universo que constituye su supremo bien” [69]

En la era de la razón destaco aquella frase que dice que “hay cosas del corazón que la razón jamás podrá entender”, máxima que no fue escrita por una autora de novelas de amor, sino por Blaise Pascal inventor de la calculadora. Las decisiones de cooperar y ayudarnos mutuamente dependen sobretodo de los sentimientos humanos.
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Notas al capitulo 1:
[1] Tambien figuran Luis Ortiz, Gonzalez de Cellorigo, Martin de Azpilcueta, Narcis Felliu de la Penya y Jerómino de Uztáriz
[3] Huberman Leo “Los bienes terrenales del hombre” (1936), Ed. Panamericana 1995, páginas 158 ss.
[5] SMITH Adam, “ The Theory of the Moral Sentiments” en http://www.adamsmith.org/smith/tms-intro.htm y “ An Inquiry into the Nature And Causes of the Wealth of Nations” 1776 en http://www.adamsmith.org/smith/won-index.htm
[6] Say J.B, “Traité d’économie politique”, 1803 vol I pag 58 Ver: http://www.eumed.net/cursecon/economistas/textos/say-manual_econom.htm http://visualiseur.bnf.fr/Visualiseur?Destination=Gallica&O=NUMM-89642
[7] Jevons W Stanley “The theory of political economy” prólogo a la primera edición, p. VII Ver: http://socserv2.socsci.mcmaster.ca/~econ/ugcm/3ll3/jevons/mathem.txt
[9] ttp://www.uqac.uquebec.ca/zone30/Classiques_des_sciences_sociales/classiques/walras_auguste/memoire _origine_valeur/memoire_origine_valeur.html
[11] Cournot A-Augustin “Revue sommaire de la théorie des richesses” Ver http://cepa.newschool.edu/het/profiles/cournot.htm
[12] Jevons Stanley “The coal question”, 1865 y “The solar period and the price of corn”, London: Macmillan and Co. Ver http://www.econlib.org/library/YPDBooks/Jevons/jvnCQ.html [13] La primera ley de la termodinámica fue establecida por Julius al considerar el calor como una forma de energía. La tercera ley de la termodinámica enunciada por Nernts en 1889, plantea que la entropía de todas las sustancias en el cero absoluto puede considerarse que es cero.
[14] Clausius Rudolf “Sobre las reservas de energía de la naturaleza y su valoración para el uso de la humanidad” P. Ver: http://www.physicsdaily.com/physics/Second_law_of_thermodynamics
[15] A manera de líneas discontinuas, por ejemplo cuando observamos la recarga de los celulares [16] Hawking Stephen W . Historia del tiempo. Editorial Crítica. Bogotá 1989. página 44
[17] Keynes J. M., “Memorials of Alfred Marshall”, 1925 , p. 42.
[18] Naredo Jose Manuel “La economía en evolución” Siglo Veintiuno Editores, Madrid 1987, pagina 37
[19] Keynes J M. “Teoría general de la ocupación el interés y el dinero” FCE, 1973, pag. 48-52 [20] Esta corriente ya venia con la escuela de Salamanca y los monetariastas “tempranos” Bodin, Locke, Thornton, Newcomb, Fisher, Laughlin, Simons, Angell, Rueff y Currie y luego por la Escuela de Chicago encabezada por Friedman, Schwartz, Cagan, Phelps, Brunner, Meltzer, Laidler, Johnson y Lucas
[21] Friedman Milton “La metodología de la economía positiva” P 3 http://members.shaw.ca/compilerpress1/Anno%20Friedman%20Positive.htm
[22] Prigogine Ilya e Isabelle Stengers, “Orden out of Chaos”, 1984.
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Notas a los capitulos 2,3 y 4

[1] En un cuaderno personal que desapareció después del siglo XVI, su propósito era el de encontrar un método similar al que había desarrollado los Babilonios para resolver las ecuaciones cuadráticas. Ver:
http://www-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Ferro.html

[2] Ver Petty W. http://socserv2.socsci.mcmaster.ca/~econ/ugcm/3ll3/petty/poliarith.html
[3] Cournot Antoine-Agustin “Traité de l’enchainement des idées fondamentales dans les sciences ” Ver http://cepa.newschool.edu/het/profiles/cournot.htm
[4] Gauss Friedrich http://www.mat.usach.cl/histmat/html/gaus.html
[5] Riemann Bernhard. Ver: http://www.maths.tcd.ie/pub/HistMath/People/Riemann/Geom/
[6] Ver: Weierstrass Karl, Ver http://www.wias-berlin.de/about/weierstrass
[7] Peano“Sur une courbe qui remplit toute une aire plane” en Briggs J y Peat F.D “Espejo y Reflejo” Ed. Gedisa, Barcelona 1990, p. 92
[8] Poincaré Henry “Ciencia e hipótesis” 1902 Ver: http://www.lehigh.edu/~dmd1/poincare.html
[9] Poincaré Henry, Ver: http://laberintos.itam.mx/despliega.php?idart=197
[10] Marshall “Principles of economics ”, Mencionado por Naredo J.M., op cit, pag. 199.
[11] Foucault Michel, “Las palabras y la cosas” Ed siglo XXI, México, pag. 165
[12] Georgescu-Roegen “The entropy law” p 235 http://cepa.newschool.edu/het/profiles/georgescu.htm
[13] Ver: http://www.geologia.uson.mx/academicos/olivia/carbonatadas/introduccion.htm
[14] Keynes J.M. “Teoría general de la ocupación el interes y el dinero” FCE, p 29.
[15] Ibid, pag. 52
[16] Cantor George. Ver:http://www.itcr.ac.cr/revistamate/HistoriaMatematica/
ArticulosNumAnteriores/pag2bhilbert.htm
[17] Hilbert David “Grundlagen der geometrie” 1899. Ver: http://www-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Hilbert.html
[18] Ver una descripción detallada en Soler Y. : http://coyunturayciclos.blogspot.com

[19] Samuelson Paul “Economics and history of ideas” http://cepa.newschool.edu/het/profiles/samuelson.htm
[20] Friedman M, Ibid.
[21] Schumacher E.F “Lo pequeño es hermoso” Ed. Orbis. 1973, pag. 50
[22] Briggs et al, Ibid, p. 83
[23] Hawking Stephen W . Historia del tiempo. Editorial Crítica. Bogotá 1989. p 78
[24] Thom René, “La biologie aristotélicienne et la théorie des catastrophes”
[25] Ver: http://mathworld.wolfram.com/LyapunovCharacteristicExponent.htlm
[26] Briggs Op. Cit, p. 90,
[27] Aristóteles “La política” Pag. 27
[28] Quesnay Francois “ “Tableau économique” 1758, http://www.econlib.org/library/Enc/bios/Quesnay.html
[29] Constant Benjamin, Citado por Naredo, op cit, P. 122
[30] Darwin Charles, El origen de las especies, Ver: http://www.aboutdarwin.com/index.html Fue Herbert Spencer, no Darwin, quien popularizó el término ‘evolución’ en el siglo XIX.

[31] Humbolt A, “Cosmos” Ver: http://www.avh.de/en/index.htm

[32] Podolinski Sergei “El trabajo humano y la unidad de la energía”
Ver http://www.aleph99.org/chee/ks/t2a3.html
[33] Ver Autobiografía en: http://nobelprize.org/medicine/laureates/1973/lorenz-autobio.html
[34] Margulis L, Ver http://www.biologydaily.com/biology/Endosymbiotic_theory
[35] Augros y Stanciu, Ver: http://66.201.42.16/viewitem.php3?id=81&catid=80&kbid=ionsikc
[36] http://www.uh.edu/engines/epi720.htm
[37] Jantsh Erich, “The self-organizing universe”, 1980
[38] Meadows D, “Los límites del crecimiento” Informe del Club de Roma Ed. FCE, 1982, pag. 11.
[39] Guhl Ernesto “Ciencia, tecnología y sostenibilidad” En revista Innovación y ciancia. Vol XI, No 3, 2004
[40] Huberman Leo, Op. Cit, pagina 158.
[41] http://www.maths.tcd.ie/pub/HistMath/People/RBallHist.html
[42] Eduardo Galeano escribe que en 1864 Paraguay, el país más progresista de América, construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre. La balanza comercial era favorable. No tenía analfabetas, hambrientos, mendigos, ni ladrones. La guerra de la triple alianza acabó con todo y los vencedores quedaron en manos de los banqueros ingleses que financiaron la guerra. “Las venas abiertas de América Latina ”, Pag. 308-337.
[43] Mientras Darwin fue enterrado al lado de Newton, a Engels le negaron enterrar a su amigo al lado de Darwin
[44] Gossen Herman, “Exposición de las leyes del intercambio” 1854
[45] Citado por Spiegel en la “Historia del pensamiento económico” Ver: http://www.uas.mx/departamentos/publicaciones/TEXTOS/pensamiento.htm
[46] Rusell Bertrand, “Los problemas de la filosofía” , Ed. Labor , Barcelona 1970, pág.134
[47] Heisemberg W. Ver: http://soko.com.ar/Fisica/cuantica/Fisica_cuantica.htm
[48] Heisemberg W , “Física y filosofía” http://soko.com.ar/Fisica/cuantica/Fisica_cuantica.htm
[49] Lakatos Imre, “La metodología de los programas de investigación” , Alizanza , 1978, pag 21
[50] Keynes J.M: “A treatise on probability” Cambridge University, 1921, pag. 305
[51] Keynes J.M, citado por Schumacher “Lo pequeño es hermoso” Edic. Orbis, Barcelona 1983, p. 24 y 103
[52] Popper K. “Logik der Forschung ”, 1934 – “Lógica de los descubrimientos científicos”, 1959
[53] Einstein A, Op. Cit. p VII
[54] Kuhn Thomas “La estructura de las revoluciones científicas” (1962) FCE, 1986, pag.269.
[55] Sostiene que la historia de la ciencia los refuta, pues tanto los experimentos cruciales popperianos como las revoluciones Kuhnianas son mitos.
[56] Lakatos Imre, “La metodología de los programas de investigación”, Alianza, Madrid, 1978, pag.65-123
[57] Kuhn Thomas “La estructura de las revoluciones científicas” (1962) FCE, 1986, pag. 298
[58] pag. 12, en http://members.shaw.ca/compilerpress1/Anno%20Friedman%20Positive.htm
[59] Un pié que trata a las personas y los recursos como si fueran un balón. A las patadas.
[60] Ver Naredo, Op Cit, pag. 387.
[61] Einstein Albert “El significado de la relatividad” Ed, Planeta, Bogotá , 1985, p. XI
[62] Schumacher F. “Lo pequeño es hermoso” Ediciones Orbis, Barcelona 1983, pag. 97
[63] Rusell Bertrand, “Los problemas de la filosofía” , Ed. Labor , Barcelona 1970, pág.133
[64] Una ampliación del impacto específico en un país de la periferia se puede consultar en Soler Y. “Los costos sociales, económicos y ambientales del modelo concentrador” AEUN, Bogotá 1984.
[65] Mishan E.J “Los costes del desarrollo económico” 1969, Ed. Orbis Barcelona 1983, pagina 27.
[66] Mora Luis Eduardo, “La biodiversidad y el imperativo de su conservación”, Revista de la ACCE, Abril 2004, pag. 7
[67] Schumacher, Op Cit. ag. 95
[68] Max Neef Manfred, “Economía a escala humana”, Cepaur, Chile, 1991, p. 33 y ss
[69] Rusell B., Ibid, pagina 135
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